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Dudamel, Iñárritu, Bichir y La Marisoul se unieron para ofrecer una ‘Noche de cine’ inolvidable en pleno L.A.

El venezolano Gustavo Dudamel se encuentra al centro de los eventos musicales en homenaje a la capital mexicana que se realizan en el Disney Hall.

El venezolano Gustavo Dudamel se encuentra al centro de los eventos musicales en homenaje a la capital mexicana que se realizan en el Disney Hall.

(Luis Sinco / Los Angeles Times)
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Si nos atenemos a los hechos, el título de esta nota podría ser engañoso, porque el connotado y muy “oscarizado” director Alejandro G. Iñárritu no estuvo presente en el evento llevado a cabo la noche del viernes en el Disney Concert Hall, a diferencia de todos los demás personajes citados. Pero lo cierto es que, al haber sido curador del espectáculo al lado de Daniela Michel, directora del Festival de Cine de Morelia, el realizador de “Revenant” fue una pieza esencial de una velada que resultó histórica y única.

Esa velada fue “Noche de cine”, un show titulado así, en español, que forma parte de “CDMX: Music from Mexico City”, una serie de una semana entera vinculada a Pacific Standard LA/LA y específicamente dedicada a la capital azteca que presentó un día antes en el mismo escenario a Natalia Lafourcade al lado de la Filarmónica de Los Ángeles (conducida por el venezolano Gustavo Dudamel), y que concluye este domingo con Café Tacvba haciendo algo semejante con la orquesta.

Este concierto en particular era un tributo al cine hecho al otro lado de la frontera en el que la citada Filarmónica no sirvió de fondo para otros músicos populares, sino que se colocó al frente de una pantalla gigante en la que se proyectaban imágenes extraídas de un gran número de cintas mexicanas de todos los tiempos para recrear los fragmentos correspondientes de sus bandas sonoras, adaptándolos a veces a su propio formato, dándole el rol de anfitrión al siempre simpático Demián Bichir y sumando en varias ocasiones para las interpretaciones al Mariachi Sol de México y a La Marisoul, vocalista de la celebrada banda local La Santa Cecilia.

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En realidad, todo comenzó con un homenaje general al séptimo arte de la región plasmado en un montaje de imágenes procedentes de cerca de 80 filmes (no lo adivinamos nosotros; lo dijo después Bichir) y acompañado por una pieza de Manuel Esperón, el legendario compositor capitalino de la Época de Oro. Esto fue seguido por la trepidante instrumentación creada por Silvestre Revueltas para el clásico en blanco y negro “Redes” (1936), dirigido por el austriaco Fred Zinnemann pero completamente filmado en Veracruz con actores locales.

El asunto se animó realmente con la llegada de un segmento dedicado al filme “Enamorada” (1946) del ‘Indio’ Fernández, en el que el mariachi de la ficción mantuvo sus voces mientras entonaba “La malagueña” ante el rostro divino de María Félix, aunque el sonido de sus instrumentos era reemplazado por el desempeño conjunto de la orquesta y del Mariachi Sol.

Pero el fervor patriota de los asistentes se incrementó decididamente (con “¡ayes!” y todo, pese a la seriedad del recinto) cuando Jorge Negrete apareció cantando con orgullo las notas de “Yo soy mexicano”; y el valor de entretenimiento cultural se duplicó en el momento en el que el mismo Negrete y Pedro Infante arremetieron con la copla “Dos tipos de cuidado”, todavía con el Mariachi Sol de México en las tablas.

A diferencia del excelente nivel de las imágenes restauradas, la calidad del audio de estas películas no era siempre la mejor, pero hay que tomar en cuenta que se trataba de registros antiguos que, además, habían sido aislados para combinarse con las incursiones en vivo, es decir, una mezcla arriesgada que no puede resultar fácil en el simple plano técnico.

La primera parte concluyó con segmentos más especializados: el estreno mundial tanto de una escena de la próxima cinta de Carlos Raygadas -todavía no terminada- como de su correspondiente musicalización a cargo de la autora contemporánea Gabriela Ortiz, y una trepidante reconstrucción de los sonidos pertenecientes a una tensa escena de persecución dirigida por el maestro español del surrealismo Luis Buñuel, pero como parte de la producción mexicana “Él” (1953).

Tras el intermedio de rigor, la segunda sección del programa se abrió con un encantador tributo al cine azteca de terror que se ilustró con un fascinante compendio de imágenes de monstruos de distintas épocas, y que desembocó tanto en un número inspirado en “Santo en el Museo de Cera” (1963) -muy propio de la serie B y muy entretenido- como en una maravillosa sesión abocada a la presentación de “Canción de cuna”, la melodía más memorable y desgarradora de “El laberinto del fauno” (2006) -la excepcional fantasía alegórica de Guillermo del Toro que se rodó en España-.

El arte de Iñárritu destacó por su lado mediante un montaje de “Amores perros” (2001) y “Biutiful” (2010) que rescató las inspiradas creaciones musicales de Gustavo Santaolalla, lo que, en el primer caso, permitió la incorporación de una guitarra eléctrica y, en el segundo, la de un charango -dos colores ausentes en la formación típica de una filarmónica pero recurrentes en el oficio del autor argentino-, además de darle pie a la entrada de La Marisoul, quien regresó al final del evento para una sentida y poderosa versión de la canción “Si no te hubieras ido” de Marco Antonio Solís -presente en la recordada “Y tu mamá también” (2001)- que contó con la intervención de un set de batería.

No faltó tampoco una vibrante recreación de la pieza central de la comedia “El bolero de Raquel” (1957), aunque, de manera comprensiva, en esos momentos, las miradas del público se encontraban mucho más fijadas en los hilarantes malabares de Cantinflas sobre la pantalla que en la esforzada labor de los virtuosos que ocupaban la tarima.

Pese a que este era un evento en el que por esencia no se podía hacer grandes declaraciones políticas, Bichir, quien insistió en hablar en inglés y en español, aludió de manera bastante evidente a las acciones nefastas de Donald Trump al referirse a quienes niegan los aportes de los mexicanos (“hemos hecho que este país sea mejor, y nos vamos a quedar”, proclamó).

Luego de señalar que, debido al reciente sismo, una parte de las ganancias del recital se iban a destinar a la UNICEF, el nominado al premio de la Academia extendió su saludo de solidaridad a las comunidades latinas afectadas por los desastres naturales (no dejó de lado a Puerto Rico) para terminar gritando “¡Viva México! ¡Viva Venezuela! ¡Viva Latinoamérica unida!” Esta vez, la inclusión forzada de los Estados Unidos no fue necesaria.

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