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Chayanne trajo de regreso el baile, la seducción y las baladas al Forum de L.A.

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En medio de una popularidad que se ha mantenido con el transcurso de los años y pese a la indudable tendencia comercial de su propuesta, Chayanne es un artista que, a lo largo de sus casi 35 años como solista, ha logrado una combinación particularmente efectiva entre canciones festivas de estilo tropical y esa clase de baladas románticas que se escuchaban insistentemente en los ’80, como legado directo de lo que hacían las grandes figuras de la década anterior.

En ese sentido, los espectáculos que ofrece el boricua nacido en Río Piedras bajo el nombre de Elmer Figueroa dan cuenta de esa mezcla, lo que los hace ciertamente diversos y entretenidos para los amantes del pop desenfadado. Pero hay también un detalle que no pasa nunca desapercibido ante sus incontables fans, y es que, a sus 50 años de edad, el hombre sigue luciendo un aspecto particularmente juvenil y es todavía capaz de bailar de manera espectacular, lo que, sumado a su proverbial pinta de galán, le ha permitido mantener un ‘look’ que parece inmune al paso del tiempo, y que adorna ahora en los escenarios con numerosos cambios de chaquetas y de camisas, mientras conserva todo el tiempo unos jeans negros sumamente ajustados.

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De ese modo, en lugar de haber actuado esta semana en un auditorio de capacidad media como el Microsoft Theatre de LA Live, Chayanne pudo darse el lujo de presentar la fecha local de su gira “#DesdeelAlmaTour” en el codiciado Forum de Inglewood ante un lleno casi total y una audiencia eufórica que le dio un recibimiento apoteósico. Contó con la presencia de una banda estable de nivel absolutamente profesional que se escuchó ciertamente poderosa y que incluía ejecutantes de la guitarra eléctrica, el bajo, la batería, las percusiones, los teclados, el acordeón y el cuatro.

Las habilidades para la danza que hemos mencionado le resultaron muy útiles durante los temas más rítmicos, como fue el caso de “Humanos a Marte”, donde sacó a relucir por primera vez al grupo de baile de ocho bailarines (cuatro mujeres y cuatro hombres) que lo acompañó justamente a lo largo de todas estas piezas, incluyendo a “Madre Tierra”, que se apropia libremente de segmentos del son tradicional “Oye”, compuesto por el renombrado autor y pianista cubano René Touzet.

Más adelante vino una creativa combinación de “Fiesta en América” -que sonó mucho más rockera de lo que esperábamos- y “Palo bonito” -que es por su lado una adaptación de un merengue de los años ‘50 originalmente llamado “Juan Gomero”, según los entendidos-. Todo lo dicho prueba que, en medio de su devoción por el ‘mainstream’, Chayanne se interesa en rescatar de un modo u otro las raíces de la música tropical que tanto lo ha marcado, pese a que no es ni por asomo un sonero.

Más adelante vino una creativa combinación de “Fiesta en América” -que sonó mucho más rockera de lo que esperábamos- y “Palo bonito” -que es por su lado una adaptación de un merengue de los años ‘50 originalmente llamado “Juan Gomero”, según los entendidos-. Todo lo dicho prueba que, en medio de su devoción por el ‘mainstream’, Chayanne se interesa en rescatar de un modo u otro las raíces de la música tropical que tanto lo ha marcado, pese a que no es ni por asomo un sonero.

Como era de esperarse, el cierre del show llegó de la mano de “Provócame”, que lo llevó a acercarse a las primeras filas de la platea para darle la mano a sus fieles seguidoras, quienes gritaron a sus anchas y salieron en más de un caso del recinto casi sin voz, como lo notamos en medio del natural tumulto que se produjo a la salida.

Sin embargo, para quienes crecimos voluntaria o involuntariamente con las baladas en español que se escuchaban en las radioemisoras latinoamericanas, lo más emocionante de la noche fue poder apreciar en vivo esos temas lentos, que ponen en evidencia las virtudes del registro vocal de Chayanne y que, en el Forum, dejaron en claro que su garganta se mantiene en un estado impecable, mientras se alternaban plácidamente con las piezas ya descritas.

Por ese lado, esperábamos escuchar “Fuiste un trozo de hielo en la escarcha”, una pieza particularmente lograda de sus primeros tiempos que no interpreta con frecuencia en la actualidad; y aunque esta figuró de hecho en el repertorio, lo hizo brevemente como parte de un popurrí al que se sumaron también “Tu pirata soy yo”, “¿Y qué culpa tengo yo?” y “Atado a este amor”, entre otras.

Fue un prolongado momento acústico que vio al vocalista sentado al lado de algunos de sus instrumentistas, y que sirvió probablemente de paso para dejar que su cuerpo descansara un poco en medio del frenesí físico que le demandaban las otras canciones, ya que sería irracional exigirle la intensidad desmedida de la que gozaba hace tres décadas.

Las baladas clásicas que no faltaron en sus versiones completas fueron, entre otras, “Dejaría todo”, “El centro de mi corazón”, “Un siglo sin ti” y, ya cerca del final, “Di qué sientes tú”, su nuevo sencillo. Todas ellas fueron entonadas a la perfección y con inflexiones cargadas de emotividad, aunque es razonable pensar que este estilo pueda ser demasiado empalagoso para algunos oyentes.

Hay que hacer una mención aparte para “Tiempo de vals”, una de sus interpretaciones más celebradas, que contó con una llamativa introducción protagonizada por una elegante pareja de baile y que exhibió interesantes arreglos instrumentales, además de servirle para invitar a la tarima a la comunicadora Argelia Atilano -quien fue la presentadora del evento al lado de su esposo Omar Velasco- con el fin de efectuar una breve danza entre sus brazos.

En consonancia con las letras que maneja, Chayanne no hizo mención alguna a la política, a los inmigrantes y a la complicada situación que atraviesa su país de origen, enfocándose en cambio en el simple entretenimiento y ofreciendo por aquí y por allá muestras de coquetería y de seducción, como cuando dijo “Estoy todo mojadito” y cuando se abrió la camisa para mostrar su pecho durante una canción que mencionaba justamente esa parte del cuerpo.

En general, el ídolo mantiene casi intacta la propuesta musical que ha lucido desde sus mejores épocas, aunque no ha evitado la tentación de grabar con algunos reggaetoneros, como sucedió con la pieza “Qué me has hecho”, que hizo en el estudio con su compatriota Wisin y que a pesar de su origen fue tocada en el Forum de manera muy orgánica, dándole incluso la pauta para sorprender a los presentes al encargarse por cuenta propia de unas partes ‘rapeadas’ que hasta hace poco eran completamente ajenas a su oficio.

No todo en su repertorio es tan convincente, claro; y eso se hizo extensivo a otro corte en plan de ‘perreo’ que se escuchó por ahí, “Choka Choka”. Este resulta completamente descartable, incluso para un artista como él, que en medio de su calidad de estrella y de sus incuestionables méritos, se encuentra lejos, muy lejos de ser un artista alternativo.

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