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Llega a L.A. la despiadada y controvertida cinta mexicana‘Tenemos la carne’

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Normalmente, las grandes ceremonias de premios dedicadas al mundo del cine se enfocan en propuestas comerciales o en aquellas que tienen posibilidades de conectar con el mayor número de espectadores. Y cuando no es así, llegan las quejas.

De ese modo, el Oscar del 2018, que premió acertadamente en sus categorías principales a la implacable “No Country for Old Men” de los hermanos Coen, fue uno de los menos vistos de la Historia, mientras que el triunfo doble en los más recientes Globos de Oro de la cinta francesa “Elle”, que tiene varias escenas de violación, causó también desconcierto entre sus detractores.

De todos modos, estamos hablando de películas con cierto nivel de accesibilidad, porque hay otras que, simplemente, y a pesar del valor artístico que puedan tener, son a prueba de ceremonias de esta clase. Ese es justamente el caso de “Tenemos la carne” (“We Are the Flesh”), un film mexicano que se estrena hoy en Laemmle’s Ahrya Fine Arts Theatre (8556 Wilshire Blvd., Beverly Hills, CA 90211) pero que no esperamos ver como apuesta de su país en la competencia de la Academia en algún momento debido a su carácter altamente controvertido, pese a que ha recibido el importante respaldo verbal de los ‘oscarizados’ Alejandro G. Iñárritu y Alfonso Cuarón.

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Está claro que, con el avance de la situación de violencia en la nación azteca, el cine que se hace por ahí se ha inclinado frecuentemente hacia las propuestas brutales; pero estas se han referido normalmente al tema del narcotráfico y de la corrupción, mientras que esta producción adopta un camino cercano al género de terror sin responder del todo a sus lineamientos, ya que además de inclinarse mucho más al aspecto psicológico que al sobrenatural, posee un aire alucinado y surrealista que no se suele encontrar en las ofertas habituales de la escuela de los espantos.

En todo caso, y salvando las considerables distancias, “Tenemos la carne” -que es una ópera prima- puede ser relacionada con la obra contestataria y provocadora del artista chileno de culto Alejandro Jodorowsky (“Santa Sangre”), porque no tiene pudor alguno al presentar un relato descarnado en el que no faltan las escenas de sexo explícito, de incesto y hasta de canibalismo.

Aquí, los protagonistas de la historia son Lucio (Diego Gamaliel) y Fauna (María Evoli), dos adolescentes desamparados que se refugian en una casona a todas luces abandonada, pero que se encuentra en realidad habitada -y dominada- por Mariano (Noé Hernández), un sujeto siniestro y evidentemente desequilibrado.

Puestas así las cosas, se podría pensar que estamos ante un remedo de las típicas historias estadounidenses de asesinos (llamadas ”slasher movies”); pero el director Emiliano Rocha Minter deja en claro que el asunto no irá por ese lado desde el comienzo mismo al colocar a Mariano en contacto directo con estos jovencitos, y no como una presencia furtiva que los acecha desde la oscuridad.

En realidad, Rocha Minter parece querer demostrar que en ciertas condiciones y bajo la (mala) influencia necesaria, cualquier ser humano puede ser manipulado y caer en la degeneración, sobre todo cuando se trata de personas en situación de riesgo por su condición social. Pero lo que sucede en este caso no responde a reglas predeterminadas ni es nunca predecible, por lo que las interpretaciones morales dependen del espectador.

A diferencia de los relatos más convencionales, el sentido del realismo no es lo importante; de hecho, las notas de prensa señalan que esto se desarrolla tras un apocalipsis nunca explicado, aunque agregan luego que la intención final del realizador era representar de manera simbólica el profundo estado de descomposición en el que se encuentra su país.

“Tenemos la carne” no es una película fácil de ver, y definitivamente, no es para todo el mundo; no se te ocurra ir a verla con tu mamá o durante la primera cita, a no ser que la invitada tenga una mentalidad muy abierta. Pero los amantes del cine raro y desafiante no deben perdérsela, y deben saber además que, fuera de la actuación magistral de Hernández (a quien vimos ya en “Sin nombre” y “Miss Bala”), la cinta entera cuenta con una puesta escena de lo más creativa, producto de la experiencia previa de su director en las artes plásticas.

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