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Knott’s Scary Farm ofrece varias atracciones de nivel en medio de algunas decepciones

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Ya estamos a las puertas del Día de las Brujas, y como suele suceder en el Sur de California, las propuestas para celebrar tan grata fecha no son solo abundantes, sino que compiten entre sí con el fin de llamar la atención de un público cada vez más exigente, sobre todo en lo que corresponde a los parques temáticos de nuestra región.

En ese sentido, le pese a quien le pese, Universal Studios Hollywood sigue teniendo la propuesta más sofisticada y profesional (Halloween Horror Nights), pero también la más cara, por lo que vale la pena explorar otras opciones que se encuentran ya disponibles en el mercado, como la de Knott’s Berry Farm, que tiene desde hace 44 años un evento propio titulado Knott’s Scary Farm y destinado a una audiencia menos adulta (además de que las entradas para toda la temporada se pueden conseguir en línea por $90, mientras que una sola visita a HHN cuesta $64).

Las apreciaciones que haremos en esta nota sobre la edición actual de la celebración en Buena Park, California, se basan en lo que pudimos ver durante la noche de apertura de ayer, donde nuestros pases de prensa nos permitieron acceder a las atracciones con mucha mayor rapidez de lo que ocurría con el resto de asistentes, quienes, al menos en un caso, podrían haber estado en una fila por más de dos horas; es de esperar que no todas las fechas cuenten con la misma asistencia, claro, pero la abundancia de la espera puede ser un problema para quienes no quieran estar parados por prolongados periodos de tiempo o no cuenten con el tiempo necesario para la visita, sobre todo cuando se tiene en cuenta que cada laberinto se recorre en unos pocos minutos.

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La atracción más llamativa de Knott’s Scary Farm sigue siendo “Infected”, que en este caso se subtitula “Special Opps” y ha sufrido ciertas modificaciones para ofrecer un animado paseo de tipo urbano en el que, luego de recibir un arma -evidentemente de juguete, pero particularmente convincente y cargada de sensores a la usanza del ‘laser tag’-, el asistente se dedica a disparar contra zombis que van saliendo al paso. La sensación que deja esto es la de un videojuego trasladado a la realidad, con el agregado de la adrenalina que surge ante una situación más cercana a la de una simple consola de video.

Fuera de este juego interactivo, que es el más solicitado -y por lo tanto el que más tiempo de espera requiere-, recomendamos sobre todo la zona en la que se encuentran los laberintos de “Trick or Treat”, “Voodoo: Order of the Serpent”, “Paranormal Inc.” y “The Tooth Fairy”, ya que son los más elaborados y creativos, con pasajes realmente siniestros, personajes aterradores en manos de actores competentes, escenografías sugestivas y, sobre todo, lo que nos llama más la atención en Knott’s: la presentación de figuras monstruosas y enormes que podrían ser parte de obras cinematográficas y que, en este caso, parecen haber adoptado en términos generales tendencias de reptil.

Como ya lo dijimos, la apuesta es más familiar que la de Universal, por lo que hay mucho menos ‘gore’ y agresividad ficticia; pero el asunto no es completamente inocente, como lo prueba sobre todo el laberinto de “The Tooth Fairy”, que es especialmente perturbador porque involucra a niños en situaciones poco gratas y sucesos de lo más escalofriantes, relacionados a dentistas sádicos y extracciones dentales sin anestesia.

Tampoco decepciona “Shadow Lands”, que tiene una inspiración claramente japonesa, con samurais infernales y varios trucos visuales de lo más llamativos. Y si “Paranormal” puede parece al inicio algo completamente convencional (se nos mete a un cuarto en el que un tipo colocado frente a una pantalla nos narra una historia convencional de ‘aparecidos’), la súbita llegada de una entidad extraña por los aires da pie a una frenética caminata en la que se emplean recursos bastante ingeniosos, como un libro de páginas aparentemente vacías en las que un texto se escribe con sangre sin que nadie sostenga la pluma.

En un plano menor, pero de todos modos atractivo, se hallan “The Red Barn” y “The Gunslinger Grave: A Blood Moon Rises”. El primer laberinto aprovecha que Knott’s maneja ya un concepto de granja para desarrollar la historia de dos hermanos ‘hillbillies’ que combinan animales con seres humanos para darle vida a criaturas espantosas, y el segundo asume aires de ‘western’ para trasladarnos a un poblado del Viejo Oeste que se encuentra infestado por hombres-lobo (aunque a nosotros, hombres al fin y al cabo, nos llamó más la atención el cabaret lleno de ‘damas de la noche’).

Tras este balance positivo, debemos señalar que el lado menos logrado del evento es el que corresponde a los cuatro recintos a los que solo se puede acceder con la tarjeta de ‘Skeleton Key’, que implica un costo adicional (aunque brinda un aditivo muy valioso: la posibilidad de colocarse en una línea mucho más corta de la normal, llamada aquí ‘Freight Lane’).

Estos lugares no son laberintos, sino cuartos pequeños en los que uno es expuesto a relatos tan breves como mal desarrollados, a pesar de que las filas para entrar a ellos eran a veces enormes. El peor de todos fue “Slasher”, que se limita a mostrar a un supuesto asesino disfrazado en medio de una perorata inofensiva y que, luego de la espera, pareció durar solo segundos. Por ese lado, Knott’s tiene todavía mucho trabajo que hacer.

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