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‘Lion’, la fascinante historia de un joven indio que encontró a su familia gracias a Google Earth

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El pequeño Saroo vivía con su humilde familia en India. Un día se quedó dormido en un tren y despertó en Calcuta, a unos 1.500 kilómetros de casa.

Tenía 5 años y fue adoptado por una pareja australiana pero su aventura no se puede resumir en una frase.

La historia real de Saroo es la trama de Lion, película dirigida por Garth Davis y protagonizada por Dev Patel y Nicole Kidman que este domingo opta a seis premios Oscar, entre ellos el de mejor película.

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Una desgarradora historia real

En 2012, el mundo quedó cautivado ante la noticia de un joven indio que, 25 años después, había encontrado a su familia gracias a Google Earth.

Todo empezó cuando Saroo, de 5 años, le pidió a su hermano mayor, Guddu, que le dejara ir con él.

Los hermanos vivían con su hermana pequeña y su madre en Ganesh Talai, un barrio de la ciudad de Khandwa, en India central.

La situación económica de la familia no era muy buena y Guddu trabajaba de vez en cuando barriendo vagones de tren.

Esa noche de 1986, Guddu y Saroo se fueron y ya no regresaron más.

“Era tarde por la noche. Nos bajamos del tren en Burhanpur y yo estaba tan cansado que me senté en la estación y me dormí”, le contó Saroo a la BBC cuando su historia se dio a conocer hace cinco años.

La funesta siesta determinó el resto de su vida.

“Pensé que mi hermano volvería por mí pero cuando me desperté no lo vi por ningún sitio. Entonces vi un tren frente a mí y decidí subirme, esperando encontrar en él a mi hermano”.

No sólo no lo encontró sino que se quedó dormido y despertó 14 horas después... en Calcuta.

“Estaba muy asustado. No sabía dónde estaba”.

Intentó comprar un billete de tren para regresar a casa pero el vendedor no entendía el destino que Saroo pronunciaba. El niño decía Ginestlay en lugar de Ganesh Talai.

Sin saber leer ni escribir e incapaz de entender el idioma que se hablaba en Calcuta, Saroo se resignó a sobrevivir en la calle.

“Tenía que ser muy cuidadoso. No podía confiar en nadie”, relató.

Conoció a un adolescente que le llevó a una comisaría de policía, donde apenas podían entender lo que decía.

Semanas más tarde, fue trasladado a la Sociedad India para el Patrocinio y la Adopción.

Incapaces de rastrear a su familia, las autoridades lo declararon oficialmente niño perdido.

Finalmente fue adoptado por Sue y John Brierley, una pareja de Hobart, en Tasmania, Australia.

Su madre biológica, Kamla Munshi, no dejó de buscarle pero Saroo asumió su nueva realidad.

“Acepté que estaba perdido y que no podía encontrar el camino de regreso a casa, así que pensé que era bueno ir a Australia”.

Búsqueda de sus raíces

Saroo se adaptó muy bien a su nuevo hogar. Los Brierley adoptaron un año después a otro niño indio, Mantosh.

Pero según crecía, el deseo de encontrar a su familia de origen se fue haciendo más fuerte.

Saroo mantenía grabada la imagen de su madre.

En 2005, con 24 años, se dispuso a encontrarla con una computadora y una determinación inquebrantable.

Se convirtió en una obsesión. Empezó a usar Google Earth para buscar su lugar de origen.

“Usé las matemáticas y todo lo que podía recordar sobre los paisajes y la arquitectura de mi población natal”, señaló Saroo.

Tras pasar años mirando distintas fotografías satelitales, Saroo ideó una estrategia más eficaz.

“Una noche decidí que tenía que cambiar de plan, no sabía dónde estaba mi ciudad natal pero sí sabía dónde llegué tras aquel largo viaje.

“Multipliqué el tiempo que pasé en el tren, unas 14 horas, por la velocidad de los trenes indios y obtuve como resultado una distancia aproximada de unos 1.200 kilómetros”, le explicó el joven a la BBC.

Saroo dibujó un círculo en el mapa con el punto central en Calcuta y con un radio de poco más de 1.200km.

En su memoria guardaba la imagen de una pequeña y polvorienta población llena de recuerdos de infancia: el bosque, el templo, un puentecito, un muro, la cascada en la que solía jugar.

Hasta que encontró lo que estaba buscando: Khandwa. Era el año 2011.

El emotivo reencuentro

Poco después Saroo viajó a Khandwa y encontró su casa en el barrio de Ganesh Talai. Pero no era lo que esperaba, parecía abandonada.

Preguntó a las personas que estaban por allí y una de ellas le dijo que lo llevaría hasta su madre.

“Me sentí bloqueado y pensé ‘¿es real lo que estoy oyendo?’”.

Al principio, Saroo no la reconoció.

“La última vez que la había visto ella tenía 34 años, era joven y bastante bonita. Se me había olvidado el impacto del paso del tiempo. Pero la estructura facial era la misma y dije: Sí, eres mi madre’.

“Creo que estaba tan paralizada como yo. Tenía dificultades para asimilar la idea de que su hijo había aparecido, 25 años después, como un fantasma”.

Aunque por mucho tiempo temió que Saroo hubiera muerto, un adivino le dijo a la mujer que un día volvería a ver a su hijo.

Tristemente, las noticias que le dieron a Saroo sobre su hermano Guddu no eran buenas.

“Un mes después de mi desaparición hallaron a mi hermano muerto sobre las vías del tren”.

Su madre nunca supo si fue un crimen o un accidente.

Para Saroo fue desgarrador saber que su hermano mayor había muerto. Eran muy cercanos.

Hasta la alfombra roja

Cuando la hazaña de Saroo Brierley se dio a conocer en abril de 2012 fueron muchos los que pensaron que era una historia de película.

El joven escribió su experiencia en el libro “Un largo camino a casa” (2013) y los productores de cine no tardaron en llamar a su puerta.

De ahí nació Lion.

“Nunca pensé que algo así le pudiera pasar a alguien como yo. Soy una persona bastante relajada”, contó.

“La gente está muy cautivada y fascinada por la película”.

Saroo ha regresado a India más de una docena de veces, pero Tasmania sigue siendo su hogar.

“Allí es donde está mi corazón, mi familia, mis amigos”.

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