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‘The Martian’ es un evento fílmico que te trasladará al cielo

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Lamentablemente, pese a que el cine independiente (es decir, ese que se suele presentar temas más originales e inteligentes que los que pueblan habitualmente Hollywood) es el que necesita de más ayuda durante su paso por las salas, las películas que merecen verse en una pantalla gigante con el gasto nada modesto que esto implica (sobre todo para nuestra comunidad latina) son justamente las superproducciones que aprovechan el formato del mejor modo posible.

Pero eso no las vuelve necesariamente obras dignas de respeto, por lo que es sumamente gratificante encontrarse ante “The Martian”, una cinta de estas proporciones que sí cumple en distintas áreas, ya que más allá de lucir absolutamente espectacular en la versión de IMAX y de 3D en la que la vimos, posee un argumento apasionante, una actuación principal de lujo y un manejo de la dirección impecable.

El hecho de que se encuentre a cargo de Ridley Scott, el maestro británico responsable de maravillas como “Alien”, “Blade Runner” y “American Gangster”, podría indicar de antemano que este filme llegaría lleno de virtudes, pero lo cierto es que Scott no ha contado necesariamente con el respaldo de los entendidos en los últimos tiempos, como lo demuestran las críticas normalmente negativas de sus dos estrenos anteriores, “The Counselor” y “Exodus: Gods and Kings”.

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Sin embargo, en este caso, el maestro inglés que se encuentra ahora mismo trabajando en la preproducción de “Alien: Lost Paradise” -un título que lo llevará de regreso a una de las sagas más celebradas del cine fantástico-, eligió el material de base adecuado, es decir, “The Martian”, una novela escrita por el autor estadounidense Andy Weir que, a pesar de ubicarse en un escenario futurista, fue ampliamente celebrada por su rigor investigativo y por el realismo de su planteamiento.

Tanto en el libro como en la película, Mark Watney es un astronauta que queda abandonado en el planeta rojo durante una misión espacial fallida, luego de ser dado por muerto en medio de una feroz tormenta de arena. Pero logra sobrevivir, y debe ingeniárselas para permanecer de ese modo en un entorno para el que no está plenamente preparado, sobre todo cuando se considera que todos los demás humanos lo dan por muerto… y que la próxima nave espacial debe llegar al lugar dentro de cuatro años.

Con todo lo entretenida que es, la novela de Weir abunda en detalles técnicos que resultarían un tanto pesados en un relato cinematográfico, por lo que la historia de la cinta es una suerte de simplificación de los hechos que no pierde nunca el interés ni la astucia, gracias a la presencia de un guión creado por Drew Goddard, recordado por su participación en “Cabin in the Woods”, “Cloverfield” y, por supuesto, la aclamada serie televisiva “Daredevil”.

La trama inicial podría llevar a imaginar que esto se desarrollará como una aventura de perfil extremadamente bajo; pero lo cierto es que, con el paso de los minutos, Watney -quien es interpretado por Matt Damon- logra establecer contacto no solo con la Tierra, sino también con la tripulación de la nave en la que llegó a Marte, y que se encuentra todavía en el camino de regreso.

Esto abre diversas posibilidades de rescate y, claro está, permite que el reparto se incremente, dando pie a la participación de una multitud de estrellas de la actuación como Jessica Chastain, Kristen Wiig, Jeff Daniels, Michael Peña, Kate Mara y Chiwetel Ejiofor. Todo ellos hacen lo suyo del mejor modo posible, pero no cabe duda de que el show le pertenece finalmente al protagonista.

Por ese lado, Damon cumple con todas las expectativas, ya que su aspecto habitual de hombre común y corriente, pero físicamente preparado, resulta ideal para la interpretación de un astronauta que, pese a ser un ‘nerd’ de corazón, es altamente inteligente y por ello capaz de encontrar los recursos que le permitan alcanzar sus metas, por más complicadas que estas sean, y por más que el suministro de alimentos se le esté acabando.

“The Martian” está lejos de ser una película desesperada y deprimente, y en ese sentido, resulta demasiado optimista para nuestros gustos personales; pero eso mismo la vuelve especialmente refrescante en medio de una tendencia moderna que inclina el género de la ciencia-ficción hacia la oscuridad, y no llega a quitarle a Damon la posibilidad de mostrar sentimientos intensos, sobre todo en una lograda escena de desahogo emocional.

Por su lado, Scott le hinca el diente a las posibilidades visuales de la historia con una puesta en escena deslumbrante que aprovecha las locaciones del valle de Jordania para reproducir con convicción el aspecto de Marte, y no deja tampoco de lado el espacio exterior, filmado con una maestría que nos recuerda a veces lo hecho por Alfonso Cuarón en “Gravity”.

En ese sentido, es posible que algunos quieran comparar a esta cinta con la del mexicano, aunque es necesario precisar que la novela de Weir se publicó dos años antes del lanzamiento de “Gravity” y que, a diferencia de ella, no se centra en la supervivencia en medio del espacio, sino en un territorio firme pero igualmente hostil. Y cuenta con mucho más sentido del humor, por supuesto.

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