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¿Por qué es tan importante el triunfo de Guillermo del Toro en los Globos de Oro?

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No cabe duda de que el discurso de Oprah Winfrey sobre los abusos sexuales que han venido sacudiendo a Hollywood fue el momento más destacado de la ceremonia de los Globos de Oro que se llevó a cabo el domingo pasado en el hotel Beverly Hilton de West Hollywood.

Pero otro hecho que no pasó desapercibido ante los ojos de los cinéfilos y de los medios de comunicación fue el triunfo de Guillermo del Toro en la categoría de Mejor Director, que no es solo una de las más importantes de la popular ceremonia que antecede al Oscar, sino también una a la que este mismo cineasta mexicano no había accedido hasta el momento.

En términos más amplios, el logro de este realizador es incluso más llamativo en el sentido de que si bien “The Shape of Water” (la cinta por la ganó) no muestra a ningún actor latino en su reparto y se encuentra narrada completamente en inglés para plasmar el romance entre una mujer humana y un humanoide anfibio en los Estados Unidos de los años ’60, se trata de una propuesta creada por uno de esos inmigrantes latinoamericanos que han sido indirectamente afectados por los comentarios discriminatorios del actual presidente Donald Trump.

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Con esto, además, Del Toro se convirtió en el tercer latino que logra esta distinción específica tras sus compatriotas Alfonso Cuarón (quien lo hizo por “Gravity”) y Alejandro González Iñárritu (que lo consiguió por “The Revenant”). Es imposible dejar de notar que todos los citados son no solo amigos cercanos (se los conoce como “Los Tres Compadres”), sino también artistas nacidos en tierras aztecas que se mudaron a Los Ángeles, California, por razones distintas, luego de haber iniciado sus carreras dentro de su país de origen.

En nuestra opinión, lo suyo tiene un significado especial debido a que, a pesar de lo extremadamente popular que es entre los fans de la ciencia-ficción y el terror en el mundo entero, tratar con tanta generosidad estos temas en sus obras lo ha distanciado de algún modo de las propuestas supuestamente más serias de Cuarón e Iñárritu, pese a que lo ha hecho siempre con un enorme sentido artístico y recurriendo a elementos románticos en los que no falta la ternura.

“Desde la niñez, le he sido fiel a los monstruos. He sido salvado y absuelto por ellos, porque los monstruos, creo yo, son santos patronos de nuestra imperfección dichosa, y permiten y encarnan la posibilidad de fallar”, dijo Del Toro en su discurso de agradecimiento. “Durante 25 años, he creado cuentos muy extraños llenos de movimiento, color, luz y sombra; y en tres instantes precisos, estas historias, estas fábulas, han salvado mi vida. Una vez con ‘Devil’s Backbone’, otra con ‘Pan’s Labyrinth’ y otra con ‘The Shape of Water’”.

Lo que señaló es particularmente valioso en el sentido de que él mismo reconoció que sus películas más logradas (ha hecho 10 en total) han sido las más personales, las que lo han llevado a tocar temas históricos y sociales; es sabido que tuvo que abandonar México luego de que su padre fuera secuestrado y de que esto ha tenido probablemente que ver con el hecho de que no haya vuelto a filmar por allá desde que hizo su ópera prima, “Cronos” (1993), pero es igualmente cierto que, en medio de títulos suyos mucho más comerciales como “Hellboy” (2004), y “Pacific Rim” (2013), los filmes que citó ofrecen miradas sumamente propositivas sobre realidades que nos siguen afectando de un modo u otro, incluso cuando emplean fuertes referencias al universo de la fantasía.

Este último detalle es relevante en el sentido de que Del Toro no ha narrado nunca una historia directamente realista ni coyuntural; de hecho, en la sala de prensa de los Globos, al ser preguntado por un reportero si le interesaría hacer una producción sobre Trump, lo descartó de inmediato, diciendo que prefería elaborar relatos “sobre otra clase de monstruos”.

Nada de lo dicho quiere decir que rechace su origen, ni mucho menos; en la misma sala de prensa de los Globos, al ser preguntado por el secreto que tenía para ser tan encantador y hacer historias en la que combinaba con tanta facilidad el terror y la sensibilidad, dio una respuesta directa que causó grandes risas: “Es que soy mexicano”. “Nadie ama la vida más que nosotros, porque estamos muy conscientes de la muerte”, concluyó.

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