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‘Mi encuentro con Sofía’

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El escenario era una playa, y una voz describía la situación: “Cuando calienta el sol… sientes el incontenible deseo de disfrutar el gran sabor de hoy”. Entre tanto, una rubia de 17 años buscaba una bebida fría en un balneario colombiano. Lanzaba sus prendas y las pisaba a cada paso para no quemar sus pies frente a la atónita mirada de los bañistas.

Ese comercial de 1990 fue el primer contacto de Sofía Vergara con la audiencia, y nunca imaginó que así comenzaría su carrera de éxitos.

Aún recuerdo ese comercial, y aunque no me lo crean, no era por Sofía. Yo crecí en Maicao, un municipio desértico lleno de negocios al norte de Colombia, donde no había mar. A una hora en auto estaba la frontera con Venezuela.

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Aunque yo tenía 12 años de edad, fue inevitable no querer saber más de Sofía, pues todos hablaban de la rubia del comercial, de piel clara, que causaba sensación en el país. Era la chica que le quitaba el sueño a muchos… y, por supuesto, levantaba la envidia de muchas.

Ese comercial, sin ella saberlo, ya era premonitorio en su carrera. El hecho de lanzar la ropa en la arena y saltar de un lado al otro para no quemarse se convirtió luego en una forma de incursionar en varios terrenos para evitar quemarse en un solo sitio.

Las portadas de las revistas no se hicieron esperar, los comerciales tampoco, y hasta llegó al Festival de Viña del Mar, en Chile, como presentadora. ‘El Sol de México’, Luis Miguel, también se derritió ante sus encantos, y desde entonces nadie le quitaba la mirada de encima.

Su llegada a Miami fue un poco discreta, a pesar de ser tan conocida en su país. Allí, Univision fue el canal que le abrió las puertas con el programa “Fuera de Serie”, y así recorrió el mundo haciendo reportajes junto al argentino Fernando Fiore.

Mientras ella vivía esas experiencias, yo llegaba a Los Ángeles. Para ese entonces, me fui desconectando de mi país por la poca información disponible. De vez en cuando escuchaba de la Selección Colombia y, para mi pesar, de lo que más se hablaba era de su lado oscuro: drogas, bombas y secuestros.

Siendo un adolescente, fui expuesto a grandes figuras colombianas como Carlos Vives, Shakira, Charlie Zaa, Checo Acosta y el Grupo Niche. En los deportes, Carlos ‘Pibe’ Valderrama, el máximo exponente del futbol colombiano, brillaba al igual que Juan Pablo Montoya, el piloto bogotano que abrió el camino a las carreras de autos como otra opción para los amantes de los deportes. Gracias a Valderrama y su magia, me enamoré del futbol, y hoy soy editor deportivo en este medio impreso.

Más tarde tuve la oportunidad de sentarme frente a mi ídolo, el ‘Pibe’, y entrevistarlo en tres ocasiones; hablé con Montoya en dos, y lo mismo me pasó con grandes figuras mundiales. Entrevistar a gente a la que crecí viendo y de la que aprendí de chico fue como cumplir un sueño.

Cuando el editor de entretenimiento me ofreció la posibilidad de entrevistar a Sofía, sentí una gran emoción y orgullo. Era la chica que un día deslumbró en esa playa colombiana. Era de no creer. El editor me preguntó si asistiría y dijo que me daría más información.

¿Qué harían ustedes? ¿Esperarían detalles? Por supuesto que no; esto era de “ponte la camiseta y vámonos”. No era para menos; se trataba de Sofía Vergara, la actriz mejor pagada de la televisión en Estados Unidos.

Ese día, me preparé desde muy temprano. Llegué una hora antes de lo acordado al estudio donde estaban haciendo las promociones para la película “Hot Pursuit”, en la que ella es protagonista junto a Reese Witherspoon.

Me avisaron que Sofía conversaría conmigo en privado. A estas alturas de la vida, en muy pocas ocasiones me pongo nervioso con una entrevista, pero no niego que en esta ocasión fue algo emocionante, pues la vi crecer como artista.

Esos minutos de espera se me hicieron eternos, y aproveché para disfrutar de una mesa llena de dulces que tenía enfrente. Luego de analizar la variedad, me decidí por una pequeña delicia de chocolate. Me comí dos y no pude evitar sentirme algo culpable.

Treinta segundos después, una esbelta figura vestida elegantemente de negro se detuvo frente a los dulces… era Sofía, que también analizó la gama de bocados. El silencio de los presentes era total en el estudio mientras hacía su elección, y para mi sorpresa se decidió por el mismo que yo elegí. Eso auguró que tendríamos una buena entrevista.

Me hicieron pasar y sentarme para tener una conversación con la barranquillera más sonada en el mundo del espectáculo hoy en día.

Me dijeron que tenía 10 minutos, pero, ¿cómo decirle a Sofía que dejara de hablar? Se extendió a 25; Sofía estaba disfrutando la entrevista, y yo... ya se imaginarán.

Simplemente encantadora, sencilla y graciosa; así la imaginaba, y al final, desafiando a los organizadores, nos tomamos un ‘selfie’ (Instagram: @jadelreda) para mi recuerdo... y el gozo de sus fans en Colombia.

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