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‘Mad Max’: el increíble regreso del rápido y furioso original

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Hace 36 años, el director australiano George Miller sorprendió al mundo entero con “Mad Max”, una cinta de acción de bajísimo presupuesto que, más allá de contar con escenas de automovilismo absolutamente notables para la época, sobre todo con presupuestos de ese tipo, planteaba un nivel de violencia inusitado para una producción de ciencia-ficción, ya que esto se ubicaba en un futuro post-apocalíptico donde los personajes atravesaban un inhóspito desierto en busca de gasolina.

La cinta fue también la carta de presentación de Mel Gibson, quien participaría en dos secuelas de la saga y se convertiría pronto en un verdadero astro de Hollywood, incursionando con el mismo éxito en el área de la dirección, hasta el todavía reciente incidente de alcoholismo y antisemitismo que afectó sin duda su carrera. La noticia ahora es que, desde el día de hoy, Mad Max se encuentra de nuevo en acción… pero sin Gibson.

Y esto se debe a que el mismo intérprete, quien cuenta con 59 años y estuvo coqueteando con la idea del retorno por mucho tiempo, considera que ya es demasiado mayor para el rol, encomendado entonces a Tom Hardy, el británico de 37 años que se convirtiera en el villano Bane de “The Dark Knight Rises”, pero que los cinéfilos de corazón recordarán principalmente por su papel de un psicópata encarcelado en la impresionante “Bronson”.

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Él es el protagonista de la cuarta entrega de una serie que se vio interrumpida a lo largo de treinta años, y que si bien no tiene más a Gibson (lo que puede decepcionar todavía a los fans de antaño), cuenta nuevamente con Miller en la dirección y la escritura. Tras ver la película, queda claro que Hardy es un sujeto de imponente presencia que no está fuera de lugar como Max -un sujeto taciturno y solitario que ha perdido la fe en la Humanidad tras la desaparición de su familia-, aunque uno no deja de sentirse extrañado ante el poco desarrollo de su personaje, del que llegamos a saber muy poco si es que no hemos visto las entregas anteriores.

Ocurre todo lo contrario con Furiosa, el personaje de Charlize Theron (“Monster”), quien a pesar de ser también bastante antisocial, llega no sólo premunida de un camión implacable y del harem de jovencitas que le ha robado al villano principal, Immortan Joe (Hugh Keays-Byrne), sino de un pasado conmovedor que no se nos echa permanentemente en la cara, pero que le da un inesperado peso emocional a una cinta que, en otras manos, podría haber sido de lo más intrascendente.

De todos modos, lo interesante aquí es que si “Fury Road” no contara con una historia decente ni con tan buenas actuaciones, ofrecería todavía motivos de peso para ser apreciada en una sala de cine, porque (y que nos perdone “Furious 7”) se trata de una de las obras de acción con coches más espectaculares y mejor filmadas que hemos tenido al alcance en mucho tiempo, lo que demuestra que, a sus 70 años de edad, y a pesar de haberse dedicado en los últimos años a dirigir trabajos de tinte familiar como “Babe” y “Happy Feet”, Miller todavía tiene dentro la furia original, manifestada en unas imágenes absolutamente deslumbrantes que no podrán dejar indiferente a nadie.

En realidad, “Fury Road” es tan impactante que provoca recomendarla a todo el mundo, incluso a esas damas que se niegan a ver producciones de este tipo, porque tiene un detalle adicional que no debe pasar desapercibido: la presencia de varias mujeres que, en lugar de ser simples víctimas, participan en el avance de la trama, logrando que esto sea una cinta supuestamente para hombres en la que no falta el feminismo.

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