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Los creadores de ‘A Cure for Wellness’ trazan conexiones entre su escalofriante película y la realidad actual

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Después de haber dirigido las tres primeras entregas de la monumental saga cinematográfica de “Pirates of the Caribbean” y una versión ambiciosa pero incomprendida de “The Lone Ranger”, ponerse al mando de un proyecto como “A Cure for Wellness” (que se estrena este viernes) lucía como un cambio de ruta especialmente importante para el realizador Gore Verbinski.

En realidad, lucía como un regreso a las raíces, porque a pesar de que estamos al inicio ante un ‘thriller’ sobre una persona desaparecida, se trata en el fondo de una película de terror, es decir, un género que él mismo manejó ya con particular eficacia en “The Ring”, la primera adaptación estadounidense de una exitosa franquicia japonesa.

“Nuestro protagonista llega a este lugar de curación y termina convirtiéndose en un paciente, pero en realidad, el espectador es el paciente, por lo que usamos los sonidos y las imágenes para conducir algo semejante a un experimento psicológico”, le dijo Verbinski a HOY Los Ángeles durante una reciente entrevista.

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“Eso es lo que más me gusta del género, porque te permite compartir tus pesadillas personales”, agregó. “Una película es realmente escalofriante cuando toca problemas y sentimientos actuales, y creo que esta lidia con el hecho de que estamos viviendo en un mundo cada vez más irracional, en el que la cura que se ofrece puede ser a veces peor que la enfermedad”.

Esta idea es compartida por el protagonista de la cinta, Dane DeHaan (“Chronicle”, “The Amazing Spider-Man 2”), quien ha usado recientemente su cuenta de Twitter para cuestionar las acciones de Donald Trump y que interpreta aquí a Lockheart, un ambicioso empleado de Wall Street que llega a un lugar de descanso para millonarios en Suiza con el objetivo de encontrar a un alto ejecutivo perdido, pero que una vez ahí empieza a descubrir que las soluciones de salud que se ofrecen no son precisamente inocentes.

“Cuando acepté este trabajo, no sabía lo apropiado que iba a ser el mensaje de la película el día de hoy, cuando vemos que hay una enfermedad en el mundo”, nos dijo el actor en una entrevista separada. “Esta enfermedad se está poniendo cada vez peor; ya es tiempo de diagnosticarla y de curarla, y mientras tanto, hay que mantenerse alertas”.

Para ponerse en la piel del personaje, DeHaan investigó a los jóvenes que trabajan para grandes corporaciones estadounidenses. “Se trata de personas que trabajan 24 horas al día en escritorios y computadoras y que son esclavos de sus compañías”, explicó. “Hacen muchísimos sacrificios personales, pero todo es en nombre del dinero”.

Pese a que lo dicho podría llevar a pensar que nos encontramos ante una producción modesta y de escaso vuelo visual, lo cierto es que “A Cure for Wellness” tiene una puesta en escena espectacular, lo que la hace lucir mucho más grande de lo que es.

“No filmamos en un parque de atracciones y no nos basamos en un ‘best-seller’ ni en una historia de superhéroes, por lo que no teníamos la clase de presupuesto que manejas en una propiedad así; pero nos movimos mucho”, retomó Verbinski.

“En la película, todo parece ocurrir en un mismo lugar, pero en realidad, filmamos durante 11 días en un castillo, nos fuimos a un hospital abandonado por un mes adicional y terminamos en un área con una piscina muy particular, muy art déco, donde nos quedamos todavía por más tiempo”, agregó el cineasta.

En total, el rodaje se extendió por cinco meses, es decir, un periodo particularmente extenso para algo que no califica como una superproducción hollywoodense. “Es que la parte visual requería mucho esfuerzo; todo se ve hermoso, y eso es algo que no se puede hacer rápidamente”, justificó DeHaan. “Gore es conocido por su maestría cinematográfica, y hay que darle espacio para trabajar”.

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