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Demián Bichir le da sabor mexicano a la nueva cinta de Tarantino

El actor Demián Bichir durante la premiere de "The Hateful Eight" en Hollywood, California, el 7 de diciembre del 2015. En la cinta, interpreta al personaje de Bob El Mexicano, que tiene diálogos en español.

El actor Demián Bichir durante la premiere de “The Hateful Eight” en Hollywood, California, el 7 de diciembre del 2015. En la cinta, interpreta al personaje de Bob El Mexicano, que tiene diálogos en español.

(VALERIE MACON / AFP/Getty Images)
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Tres años después de haber sido nominado a un Oscar por su papel de un jardinero indocumentado en “A Better Life”, Demián Bichir regresa a las salas estadounidenses por todo lo alto con “The Hateful Eight”, la octava cinta del aclamado e irreverente director Quentin Tarantino, que se encuentra ya en cartelera; pero no esperen que su personaje tenga la misma orientación de modelo de conducta.

En apariencia, Bob El Mexicano es el inofensivo guardián de una posada en medio de la nada a la que llegan un cazador de recompensas (interpretado por Kurt Russell) y su presa (en manos de Jennifer Jason Leigh) durante los años posteriores a la Guerra Civil; pero lo cierto es que guarda más de un secreto, como lo guardan también muchos de los que lo rodean en una cabaña que termina reuniendo a una serie de sujetos tan extravagantes como hostiles.

Esto representa un cambio interesante para Bichir, quien recientemente hizo de otro hombre supuestamente decente, el policía mexicano de la teleserie “The Bridge”, aunque él prefiere ver sus interpretaciones en términos menos simples. “El arte se debe definir de una manera más amplia; yo no elijo a los personajes que hago por su moral, sino que me gusta representar a los seres humanos a través de la Historia, buscando proyectos que sean ricos en ese sentido, que sean hechos por gente que respeto y que me ofrezcan posibilidades jugosas”, enfatizó. “No me importa si se trata del Arcángel Gabriel o de Jack El Destripador”.

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En el guión original de “The Hateful Eight”, Bob era francés; pero luego del conocido caso de filtración que terminó con el texto en la Internet, obligando a Tarantino a reescribir todo, personaje pasó a ser mexicano. Y Bichir no sabe por qué. “Se lo preguntaré a Quentin la próxima vez que lo vea”, nos respondió. Lo que sí cree es que el cambio no se debió a un intento del cineasta por cumplir con ciertos requisitos en una época en la que se cuestiona mucho la falta de diversidad étnica en Hollywood, pero en la que hasta la nueva “Star Wars” cuenta ahora con un intérprete latino (el guatemalteco Oscar Isaac).

“Quiero pensar que [los respectivos realizadores] lo han hecho porque buscan tener los mejores elementos en su filas y no porque alguien de la industria se los dictó”, dijo. “Creo que responde más a lo que el director quiere en determinado momento creativo”.

En vista de que ha habido recientemente varias discusiones sobre el hecho de que los latinos son habitualmente contratados para interpretar papeles que caen en los peores estereotipos, es de esperar que a alguien se le ocurra cuestionar al Bob de Bichir, cuando lo cierto es que ninguno de los personajes que lo rodean es esencialmente mejor, en consonancia con la ambigüedad habitual en el cine de este director.

“El peor lugar para sentirse ofendido es una película de Tarantino; esta es de hecho su película más política, sobre todo en lo que respecta a los personajes de Samuel L. Jackson y Bruce Dern, quienes representan una confrontación racial tremenda”, dijo el actor. “Esto pone el dedo en la llaga sobre un tema que, por más de tener un siglo de antigüedad, sigue generando conflictos hasta el día de hoy”.

Pero eso no impide que Bob sea gracioso; de hecho, imaginamos a una buena parte del público latino riendo a carcajadas mientras lo escucha decir su frase más célebre, “¡órale, ca…!”, que llegó bajo sugerencia del mismo Bichir. “Lo que terminó en los diálogos que se escuchan se fue desarrollando durante el proceso de ensayos, en el que Quentin estuvo muy abierto a las sugerencias del reparto”, prosiguió el intérprete.

“Es por eso que es el director que es, ya que se trata de una persona generosa que corre riesgos consigo misma y con sus actores, porque no le teme a nada”, agregó. “Tiene una mente verdaderamente brillante, y es una enciclopedia en muchos sentidos; ¡sabe más de cine mexicano que yo!”

Fuera de su sentido del humor, la cinta posee también en abundancia otro elemento habitual en los filmes de Tarantino, y mucho más polémico: la violencia sangrienta. “La gente que necesita una excusa para confundirse en su cabecita cree que una película de Tarantino es lo mismo que un videojuego; si tienes la mente distorsionada y ganas de asesinar a alguien, lo vas a hacer aunque veas una película de Disney”, dijo Bichir. “Echarle la culpa a Tarantino por el desquiciamiento de algunas mentes es absurdo; quienes confundan la realidad con la ficción tienen problemas muy graves que solo un psiquiatra podría resolver”.

El interés de Tarantino en cuestiones sociales y políticas se trasladó recientemente a la vida real debido a su participación en una campaña contra la brutalidad policial que le trajo muchos cuestionamientos por parte de los agentes de ese cuerpo en Nueva York; y el mismo Bichir, que desde el año pasado es Embajador de los Derechos del Inmigrante para la Unión Americana de Libertades Civiles, ha sido también expresivo en esa clase de temas.

“Los artistas tienen la obligación de decir lo que piensan; cuando eres líder de opinión, es importante que lo hagas, porque hay muchos despistados afuera que no saben ni para donde jalar”, aseguró. “El problema migratorio no se ha podido resolver, y urge que se haga”.

En julio pasado, el actor dijo en una entrevista que Donald Trump no podría ser presidente, por lo que tenía sentido preguntarle si su opinión sobre esa posibilidad ha cambiado, ahora que el magnate parece tener un respaldo mayor. “La gente está entretenida y fascinada con sus ocurrencias, pero no creo que tomen en serio la propuesta de país que quiere”, comentó. “Pasa como en los programas de chismes, que son muy sintonizados pero que nadie toma en serio. Las ideas de Trump no son solo malas para los trabajadores indocumentados de los Estados Unidos, sino para el mundo entero”.

En su siguiente película, Bichir volverá a tomar un camino distinto que lo trasladará al Este de Los Ángeles para ponerse en la piel de un tipo que, si se observan las imágenes de rodaje recientemente filtradas en la red, parece ser un ‘cholo’.

“No; es que después de hacer la de Tarantino en el frío me dio mucho calor y me rapé todo”, nos dijo con una risa. “No hago de un ‘cholo’, sino de un artista que posee un taller donde pinta y arregla autos para competir. Y comparto la historia con Eva Longoria, una mujer maravillosa y una actriz a prueba de todo a la que dirigí ya en mi debut como director [‘Refugio’], pero con la que nunca había podido actuar”.

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