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Ana de Armas le da acento latino a la muy esperada secuela de ‘Blade Runner’

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Luego de labrar una exitosa carrera en España, a donde se mudó a los 18 años de edad desde La Habana, Cuba, Ana de Armas decidió trasladarse a Los Ángeles en el 2014, donde tuvo que empezar de cero y donde hasta el momento es todavía poco conocida, pese a que ha compartido la pantalla grande con Keanu Reeves (en “Knock Knock” y “Exposed”), con Édgar Ramírez (en “Hands of Stone”) y con Jonah Hill y Bradley Cooper (en “War Dogs”).

Pero todo eso se encuentra a punto de cambiar debido a su participación en “Blade Runner 2049”, una de las secuelas más esperadas de los últimos tiempos, ya que se relaciona directamente a un clásico del cine de 1982 que tuvo a Harrison Ford en el papel de un agente especial del futuro dedicado a eliminar a ‘replicantes’, es decir, unos androides con características casi humanas que se rebelaron contra sus creadores.

La nueva cinta encuentra a Ford retomando el mítico rol de Deckard, pero tiene como protagonista a Ryan Gosling (“La La Land”), quien se pone en la piel de K, un nuevo agente dedicado a la misma labor. Por su parte, De Armas interpreta a Joy, la hermosa y comprensiva novia de K, aunque hay algo en ella que causará sorpresa.

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Y es que, en consonancia con lo que se sucede cuando se trata de producciones de esta clase, Warner Bros., el estudio encargado de la distribución de esta cinta, fue particularmente exigente con los periodistas en lo que respecta a la revelación de detalles de la trama.

En ese sentido, trabajar en un personaje tan complejo como el que le tocó tiene que haber implicado un proceso interesante para De Armas. “Cada personaje requiere una aproximación distinta de investigación y de preparación, y cada director tiene una manera propia de hacerlo”, nos dijo ella. “A [el director] Denis Villeneuve [“Sicario”] no le gusta ensayar mucho; le gusta hablar extensamente sobre las escenas, darse cuenta de que sabes en qué lugar se encuentra emocionalmente tu interpretación en cada momento”.

“Para Joy no teníamos una referencia específica, por lo que básicamente nos inventamos todo, desde cómo se movía, cuán lejos o cerca podía estar de Ryan, cómo reaccionaba y cómo procesaba información”, agregó la actriz, hablando de circunstancias que serán entendidas al ver la cinta.

Tal y como se presenta al inicio de la historia, Joy es además una mujer con un marcado acento hispano, aunque el papel no se escribió originalmente para una latina. “Aparte de la emoción de haber sido elegida, el hecho de que Denis viera en mi forma de hablar y en mi etnicidad un punto fuerte y algo que añadía al personaje en lugar del clásico estereotipo fue un verdadero estímulo”, afirmó la muchacha.

En cuanto a su relación con Gosling en el set, ella mismo dijo que se trata de “un actor muy relajado; siempre está haciendo bromas, tiene muy buena energía, es muy cercano y hace que la gente se sienta muy a gusto en el set. Es muy colaborador, y eso te hace sentir que eres parte del proceso creativo, que estás construyendo algo a su lado”.

Tampoco podíamos dejar de preguntarle por su trabajo con Ford, quien luce mucho más serio en medio de su indudable carisma. “Es un actor al que has visto tanto y que ha estado en tantas películas que te intimida; no sabes inicialmente cómo romper esa barrera, pero esa barrera puede ser tuya, porque es una persona encantadora y con muy buen sentido del humor”, dijo ella.

En épocas como las que vivimos, De Armas se siente orgullosa de poder ser una mujer latina que saca la cara por su comunidad y su género en Hollywood a través de un filme tan inteligente como este, aunque asegura que no puede estar plenamente feliz “cuando hay otras personas que la están pasando tan mal” ante las medidas que viene tomando el actual gobierno federal.

“Ojalá que esté poniendo mi granito de arena para cambiar esa visión y demostrar que los latinos podemos ser más que prostitutas, ladrones y drogadictos en el cine”, afirmó. “Me gustaría pensar que esto puede abrirle puertas a otros, sobre todo a las mujeres, para las que la situación es todavía más difícil”.

De Armas salió de Cuba hace diez años, y aunque no ha hablado abiertamente del castrismo, está claro que se siente mucho mejor en el lado profesional que cuando estaba en la isla, pese a que sus padres permanecen por allá y a que está preocupada en estos días por las consecuencias del huracán Irma.

“Mi familia está bien, pero el resto del país está mal, y es algo desesperante porque quieres ayudar pero tienes muchos obstáculos para hacerlo; te lo ponen muy difícil”, precisó. “Es algo que da mucha impotencia”.

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