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La legendaria Judithe Hernández saca la garra en su primera muestra individual en el MOLAA

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Judithe Hernández se dio a conocer inicialmente como integrante de Los Four, un influyente colectivo chicano de los años ’70 en el que militaba también Beto de la Rocha, padre de Zack, el emblemático vocalista de la banda rockera Rage Against the Machine.

“Fue un proceso interesante y a la vez frustrante, porque los hombres del grupo estaban tratando de politizarme a la vez que yo estaba tratando de librarlos de sus puntos de vista machistas”, nos dijo la reconocida artista. “Fuimos muy creativos, pero peleábamos también mucho”.

La conversación que sostuvimos con ella se llevó a cabo en las instalaciones del Museo de Arte Latinoamericano (MOLAA), que decidió romper sus restricciones hacia la presencia de artistas mexicoamericanos en el 2014, lo que ha dado pie en estos días a la primera muestra individual de Hernández, titulada “A Dream is the Shadow of Something Real”.

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“Creo que el término ‘chicano’ está haciendo una transición hacia algo nuevo; hay jóvenes ahora que se autodenominan ‘chicanx’”, retomó ella. “Hay mucha confusión sobre el término, pero hay que considerar que los afroamericanos pasaron por algo semejante durante la época de los derechos civiles con el fin de cambiar la manera en que se los llamaba”.

Hernández es consciente de que, en el mundo del arte, las cosas siguen siendo difíciles para las personas de su género. “Dentro de las colecciones permanentes de Estados Unidos, las artistas femeninas son menos del 1 por ciento, cuando la mujeres representamos a la mitad de la población”, detalló.

Su postura de inconformismo se muestra claramente en una de las piezas de la nueva exhibición, “Les demoiselles d’barrio”, que replantea lo mostrado por Pablo Picasso en una de sus obras más celebradas. “Él estaba equivocado cuando pintó a estos personajes [un grupo de prostitutas]; perdió la oportunidad de revelar el poder que podían tener”, aseguró la pintora. “Cuando ves a una de estas mujeres en el baño, alistándose, te das cuenta de que están a cargo de sí mismas, de que lo que hacen es un acto de empoderamiento”.

En ese sentido, Hernández se siente más identificada con el feminismo actual que con el que se daba cuando empezó a trabajar. “En los ’70, era algo de chicas blancas universitarias; las mujeres de las minorías no nos identificábamos con ellas”, dijo. “Pero ahora se está luchando para obtener las mismas oportunidades para un grupo entero de personas, no solo para un género. El movimiento #MeToo resuena en mí porque tengo una hija, y parece estar interesado en buscar respeto en los lugares de trabajo ante situaciones que pasan en todo el mundo”.

La exposición incluye además fragmentos de una serie titulada “Las mujeres de Juárez”, dedicada a las víctimas de la violencia en esa región. “Me molesta mucho que el gobierno mexicano no haya tenido la voluntad política de resolver esto, pero a que sabe quiénes son [los autores de los crímenes]”, enfatizó la creadora.

Hernández confesó no saber mucho de Andrés Manuel López Obrador, presidente electo de la nación azteca. “No sé si debo emocionarme; parece bastante impredecible”, prosiguió ella. “Parece que se encuentra cerca de mi edad, y no quiero ver a mi generación a cargo de nuestros países; ya tuvimos nuestras oportunidades y las desperdiciamos”.

“Tuvimos experiencias que los jóvenes no han tenido y podemos por lo tanto dar consejos, pero no emprender las acciones de cambio”, añadió. “Se necesita gente con energía y con ganas. En los ’80, cuando era maestra de CalState Long Beach y le dije a mis alumnos que había que continuar la lucha iniciada por los chicanos, ellos se rieron y me respondieron: ‘Ustedes ya lo hicieron por nosotros; no queda más por hacer’. Y mira cómo estamos en la actualidad”.

Para ella, la subida al poder de Donald Trump fue una desagradable sorpresa. “No esperaba ver el resurgimiento del movimiento por los derechos de los chicanos a estas alturas de mi vida”, agregó. “Pensaba que habíamos hecho progresos y que las leyes y los corazones habían sido cambiados”.

Aunque no quiere liderar un movimiento, Hernández planea mantenerse en el arte hasta que el cuerpo aguante. Su siguiente proyecto es un mural sobre la Virgen de Guadalupe que se montará en LA Plaza de Cultura y Artes. “Va a ser alto, pero como yo ya no estoy en condiciones de treparme a ningún andamio, lo ‘escanearemos’ y lo colocaremos ahí”, admitió. “No soy una persona religiosa, pero sí espiritual; creo en la existencia de un poder superior, aunque no sé qué es ni qué forma tiene”.

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A DREAM IS THE SHADOW OF SOMETHING REAL

Cuándo: Hasta el 17 de febrero del 2019

Dónde: MOLAA. 628 Alamitos Ave., Long Beach, CA 90802

Admisión: L-S, $10. D, gratis

Inf: 562.437.1689/molaa.org.

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