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ARW le dio rienda suelta al ‘progre’ de altura mientras celebraba a Yes

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Todos los seguidores del rock clásico que cuentan con cierta edad saben que, si quieren ver en la actualidad y de algún modo a sus artistas favoritos, tienen que aceptar el hecho de que la enorme mayoría de las agrupaciones supervivientes cuentan con formaciones muy distintas a las originales o a las más conocidas.

A veces, existen incluso dos versiones de la misma banda, como sucede ahora mismo con uno de los pilares de la rama progresiva, Yes, dividido a partir de este año (aunque probablemente por un tiempo limitado) entre el combo que usa el nombre oficial -y que ha seguido sacando álbumes, incluyendo uno inédito en estudio del 2014- y un supergrupo llamado ARW en el que militan el cantante Jon Anderson, el guitarrista Trevor Rabin y el tecladista Rick Wakeman -y cuya existencia real no tiene más de un año, a pesar de que se planeó desde el 2010-.

La vertiente que lleva el nombre de Yes estuvo de gira este año y acaba de ocurrir lo mismo con ARW, lo que nos ha dado curiosamente la oportunidad de ver a las dos con una distancia de pocos meses en el mismo auditorio, The Grove de Anaheim, California. Esto hace que las comparaciones resulten inevitables y que se pueda preferir cualquiera de las alternativas, aunque lo cierto es que todos los fans del Yes más emblemático saben que lo mejor sería tener a una agrupación en la que militaran Anderson, Wakeman y Steve Howe, el excelente guitarrista que se mantiene en una banda oficial en la que no existe en estos días ningún integrante original (por más legendario que sea, Howe se integró antes de la grabación del tercer álbum, en 1970).

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Para ser sinceros, en términos comparativos, el Yes que vimos el pasado mes de agosto presentó no sólo un espectáculo visual mucho más impresionante, sino que sonó mucho mejor, aunque lo segundo tiene sentido cuando se considera que es una formación estable con muchos años de experiencia. Sin embargo, del mismo modo, ARW puede darse el lujo de decir no sólo que tiene al frente al único integrante fundador Yes -el ya citado Anderson-, sino también de remarcar que este mismo individuo es la voz más reconocible de la banda de base, hasta el punto de que los vocalistas que lo han reemplazado (incluyendo al más reciente, Jon Davison) parecen haber sido unos simples imitadores suyos.

Tener al frente a Anderson es ya un motivo suficiente de alegría para los fanáticos, pero tampoco hay que dejar de lado a Wakeman, una de las figuras más emblemáticas del rock progresivo debido tanto a su virtuosismo como a su excentricidad escénica, plasmada en un traje de capa que no dejó de lado en esta ocasión y que llegó a asemejarlo a un personaje de ciencia-ficción en el momento en el que se paseó entre las butacas de los asistentes mientras tocaba un instrumento portátil. El paso del tiempo y de la buena vida han sido evidentes en él, pero eso no impidió que recibiera la aprobación completa de la audiencia.

El caso de Rabin es más complicado, porque a pesar de que parece existir un consenso sobre su virtuosismo, fue parte de Yes durante la etapa más comercial del conjunto, que le abrió las puertas de la radio pero lo distanció considerablemente de sus devotos iniciales. Además, el mismo Rabin se ha visto enfrentado en este ‘tour’ a un repertorio que depende mucho más de las composiciones anteriores a su entrada a Yes que de las que lo tuvieron directamente involucrado, lo que lo ha colocado en la incómoda posición de tener que reproducir los aportes de un guitarrista tan inimitable como Howe.

Rabin no es precisamente un adepto de la guitarra acústica, que no empleó nunca en The Grove, y eso hizo, por ejemplo, que cometiera el imperdonable error de reducir drásticamente la introducción del clasicazo “Rundabout” para convertirla en un fragmento eléctrico; pero hubo muchos otros momentos en los que sí brilló intensamente con sus rápidos e intrincados solos, además de mostrarse siempre simpático y entusiasta.

Claro que, en realidad, lo mejor se dio en los momentos en los que los cinco músicos presentes (incluyendo al bajista Lee Pomeroy y al baterista Louis Molino III) se unieron para fabricar esas poderosas descargas ‘progre’ que definieron tanto el sonido de Yes como el de sus compatriotas de King Crimson, como ocurrió sobre todo durante la insuperable “Heart of the Sunrise”, que sigue siendo para nosotros una de las cumbres mayores de este estilo.

No faltaron tampoco otras canciones esenciales como “I’ve Seen All Good People”, “And You and I”, “Long Distance Runaround” ni, por supuesto, “Owner of a Lonely Heart” , que se sumó a otras de la ‘etapa tardía’ como “Hold On” y “Rhythm of Love”; pero para los conocedores, lo más destacado fue probablemente la presentación de “Awaken”, un corte de 1977 marcado por esos cambios constantes y esos excesos de duración (se extiende por más de 15 minutos) que llevan al éxtasis a los amantes del género y disgustan profundamente a sus detractores.

Y no vayan a pensar que nos hemos olvidado de Chris Square, el notable bajista que creó a Yes en 1968 al lado de Anderson y que falleció en junio del 2015, cuando todavía formaba parte de la versión oficial. Su muerte ha sido un duro golpe para todos, y ARW le rindió un justo tributo al incluir en la velada la interpretación de “The Fish (Schindleria Praematurus)”, una pieza marcada por Square. En esos momentos, Pomeroy dio una clase maestra en el instrumento, aunque lo cierto es que, por lo general, la presencia de las cuatro cuerdas fue mucho menor de lo que se esperaba.

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