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‘Una loca reunión de preparatoria’: la casualidad reunió a cinco amigos para salvar casas del incendio Thomas

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Prescott McKenzie y Brandon Baker comenzaron su lunes por la tarde con un viaje al Home Depot de Camarillo y lo terminaron con una improbable reunión de compañeros de preparatoria, rodeados de llamas y brasas calientes.

Los dos hombres, de 23 años de edad, vieron una nube de humo con un tinte anaranjado en la distancia en su camino a casa después de recoger los suministros y, sin pensarlo mucho, condujeron en dirección a ella para ayudar.

 Envolvieron sus rostros con sus camisas y comenzaron a usar mangueras de jardín para regar las casas y los árboles en North Fir Street en Ventura, para evitar que el fuego se propagara mientras la gente seguía evacuando la zona -o incluso se negaba a abandonarla-. Al otro lado de la calle, los bomberos se preocupaban por apagar una vivienda que ya estaba envuelta en llamas, mientras el incendio Thomas arrasaba el área.

En medio del humo, Baker vio a un hombre subir corriendo las escaleras de una casa, y por un momento, la tela que le cubría la cara se resbaló.

“Brylle, ¿eres tú?”, preguntó Baker, haciendo una pausa.

“¿Qué estás haciendo aquí?”, preguntó Baker después de abrazarse con el hombre. “Lo mismo que tú”, dijo Brylle San Juan Wilson. “Ayudo”. Luego se dirigió al jardín de un vecino en busca de más mangueras.

Los dos hombres habían asistido a Camarillo High School pero no habían tenido contacto en, al menos, tres años. San Juan Wilson estaba acompañado por John Bain y Matthew Serna, también amigos de la preparatoria, reunidos ahora por un sentido y propósito compartido de ayudar a los propietarios que nunca habían conocido, en un vecindario en el que nunca habían estado.

“Llovían las brasas... sobre nuestros rostros”, relató Bain. “Los bomberos nos decían por los altavoces: ‘No deberían estar aquí, están demasiado cerca de las llamas’”.

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Los amigos continuaron trabajando, cargando baldes de agua y regando una palmera en llamas, mientras trozos de ella caían ocasionalmente y amenazaban con quemar las casas cercanas. Cuando los bomberos vieron que los hombres no se retiraban de la zona, comenzaron a darles consejos para afrontar el fuego.

Mantengan las plantas húmedas, apaguen las brasas, manténganse mojados, dijeron los bomberos, según relató McKenzie. Un bombero fuera de servicio incluso conectó una manguera contra incendios a un hidrante para que ellos la usaran.

 McKenzie no esperaba asistir a un incendio ese día, y mucho menos encontrarse con amigos de toda la vida en el caos. Sin embargo, halló consuelo en ver caras familiares en la zona.

“Ese incendio fue tan abrumador, y pasaban tantas cosas”, aseguró. “Darte la vuelta y ver a alguien que conoces, y que te miren y digan: ‘Oye, ¿qué puedo hacer?’, te da una sensación de alivio, la seguridad de que podíamos contra esto”.
 “Para nosotros, ésta es nuestra comunidad”, afirmó Bain. “Éste es nuestro hogar. Cuando sucede algo así... puedes sentarte para que las cosas mejoren o intentar salir y hacer algo al respecto”.

Bain, Serna y San Juan Wilson regresaron el martes a las casas en North Fir Street y descubrieron que habían sufrido daños mínimos. Bain no cree que las viviendas estarían en pie si no fuera por sus amigos y otros varios extraños que se unieron para ayudar a los bomberos. “Todo sucede por una razón”, afirmó Baker. “Cuando uno está en un lugar, es porque está destinado a estar allí”.

Traducción: Diana Cervantes

Si quiere leer este artículo en inglés, haga clic aquí

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