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Exilio y cubano-estadounidenses creen relevo puede ser gota que rebase vaso

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EFE

Lejos de confiar en que la salida de Raúl Castro de la Presidencia traerá cambios políticos a Cuba, el exilio y los dirigentes cubano-estadounidenses ven, no obstante, en el relevo la posibilidad de que la comunidad internacional diga “basta” al régimen, según sus portavoces.

En la reciente Cumbre de las Américas el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, llamó a los gobiernos latinoamericanos a “desconocer a la dictadura cubana”, mientras que el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, reclamó “elecciones libres y democráticas” en Cuba.

Ambos se pronunciaron así en reuniones con los dirigentes de la oposición y del exilio cubanos que estuvieron en Lima para difundir su mensaje de defensa del derecho del pueblo de Cuba a decidir y su rechazo a lo que consideran una “sucesión dinástica” en Cuba, en referencia a las elecciones del 19 de abril.

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El exilio y la comunidad cubano-estadounidense recalcan que el hecho de que el próximo presidente cubano seguramente no llevará el apellido Castro no es una garantía de cambio, pues el hoy gobernante seguirá mandando en Cuba como jefe del Partido Comunista.

“No podemos admitir que la dictadura imponga un sucesor al pueblo”, dijo Almagro, que ha hecho suya la reclamación de organizaciones como Cuba Decide o el Movimiento Democracia, que este domingo 15 encabezó una movilización en Miami contra el “dedazo”, como define a la manera de elegir al sucesor de Raúl Castro.

“Definitivamente aunque no haya una voluntad política de cambio por parte de Castro, el escenario actual puede poner en peligro la estabilidad dictatorial que el castrismo ha tenido por seis décadas”, dice a Efe Ramón Saúl Sánchez, del Movimiento Democracia, una de las organizaciones menos radicales del exilio.

El escenario al que Sánchez se refiere está marcado por una Cuba sin visos de mejorar económicamente, una Venezuela, su principal aliado y sostén, sumida en una grave crisis y un Estados Unidos con un presidente, Donald Trump, que proclama su apoyo al pueblo cubano y toma medidas contra el Gobierno de Castro.

No menos importante es que en América Latina hay ahora gobiernos que no se sienten herederos de las corrientes de simpatía o de “tolerancia” hacia el castrismo y que, además, responsabilizan a Cuba del descalabro venezolano.

Para el escritor, periodista y analista político exiliado Carlos Alberto Montaner, el momento actual es crucial para la supervivencia del régimen.

“La ecuación es sencilla: si el régimen sobrevive es a costa de que la sociedad continúe muriendo lentamente, más o menos como las ciudades se van deteriorando día a día”, señaló Montaner a Efe.

El exprisionero político Armando Valladares señala que el cambio en la cúpula del régimen es una “farsa” y podría ser la gota que haga rebosar el vaso: “imáginese el escándalo que hubiera suscitado que George W. Bush hubiera designado presidente de EE.UU. a su hermano Jeb”.

En Cuba pasó eso y ahora va a haber otro traspaso del poder similar, dice.

El gobernador de Florida, Rick Scott, que competirá en noviembre por un puesto en el Senado de EE.UU. como representante de un estado donde los cubanos tienen peso, también ha pedido públicamente no reconocer al sucesor de Raúl Castro, al igual que la Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA), formada por más de una veintena de expresidentes.

El sistema electoral de la isla “está diseñado para impedir la participación efectiva y la expresión libre y soberana de la ciudadanía”, señala una declaración emitida por IDEA con motivo de la Cumbre de las Américas.

Por ahora, ningún gobierno de la región se ha dado por enterado de los llamamientos a desconocer el cambio en la cúpula de Cuba, ni siquiera EE.UU., que sí ha anunciado que no reconocerá el resultado de las elecciones presidenciales que tendrán lugar en mayo en Venezuela.

Sin embargo, los opositores confían en que los pronunciamientos pueden llegar una vez que se anuncie en La Habana al nuevo presidente.

Para Valladares, cualquiera que resulte elegido el 19 de abril será “un títere” de los designios de Castro, quien seguirá siendo secretario del único partido legal en Cuba, el comunista, el que, según la Constitución, es “la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado”.

Jaime Suchlicki, presidente del Centro de Estudios Cubanos (CSI), subraya que el Gobierno de Cuba “está creando una sucesión detrás de bambalinas para que la misma élite dirigente continúe mandando”.

“Raúl seguirá mandando”, asevera.

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