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Disidente cubano presenta sus crónicas de 17 años de cautiverio

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Un presidio político “cruel” y a la vez “provechoso”es el que narra el activista cubano por los derechos humanos Jorge Luis García Pérez, más conocido como “Antúnez”, en un libro de crónicas que presentará este sábado en Miami.

“No guardo odio ni rencor, pero este libro podría formar parte de la justicia implacable que me gustaría se hiciera finalmente con el castrismo”, manifestó a Efe el autor de “Crónicas desde el presidio” (Rodes Printing, 2017), que se presentará mañana en el Museo de la Diáspora Cubana, de Coral Gables.

Por “provechoso” entiende Antúnez un largo cautiverio de 17 años y 38 días, al que fue llevado por realizar una protesta pública.

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Se trata de una compilación de memorias que recorren las cárceles de mayor severidad, situadas en gran parte de la geografía cubana y donde, según dice, tuvo el “privilegio de mirar de frente al enemigo”.

“He podido hacerlo, y ese trato o esa relación está plasmado en unos papeles que mi hermana, Berta Antúnez, logró sacar de la prisión y ahora se convierten en libro”, indicó el activista nacido el 10 de octubre de 1964 en Placetas, región central de Cuba, donde aun reside.

“La idea precisamente surge de un represor”, recuerda Antúnez, cuyo lema, con el que concluye los numerosos correos que envía a los medios y periodistas fuera de Cuba con toda clase de denuncias y tomas de postura es: “Ni me callo, ni me voy, ni me confundo”.

En el altercado con uno de sus carceleros, el “represor”, como Antúnez le llama, sugirió que las torturas a los presos políticos eran cosas del pasado y que se trataba, sencillamente, de “errores”.

En ese momento, Antúnez decidió escribirlo todo “para mostrar al mundo que todavía perduran tales errores”, esclareció.

Narrado mayormente en primera persona y apoyado en algunas fotos personales, el volumen, de más de 300 páginas, ensaya una comparación entre los presos políticos cubanos actuales y los primeros de la denominada “Revolución”.

El editor del volumen, Ángel de Fana, que estuvo confinado en una cárcel cubana por las mismas razones que Antúnez, aunque a principios de los años 60, manifestó a Efe que el rasgo distintivo de este libro es la narración dentro de un cárcel con “presos comunes”, o sea, con asesinos y violadores.

En la época de De Fana existían los llamados “plantados” que exigían ciertas condiciones, pero en la de Antúnez eso había terminado.

“Él me entregó las crónicas y yo las ordené de manera cronológica. En la segunda parte del libro se describe el interior de una cárcel común, algo que me resultó novedoso”, apunta De Fana, encarcelado entre 1962 y 1983.

Con un prólogo del ex presidente uruguayo Luis Alberto Lacalle (1990-1995), quien se interesó por el cautiverio de Antúnez y por las varias huelgas de hambre que realizó, el libro va dedicado “a miles de hombres y mujeres cubanos que han pasado o pasan por le presidio político”.

Antúnez, que nunca ha querido exiliarse y desde 2007 en que salió de la prisión ha denunciado torturas, recuerda especialmente tres momentos de su persecución como opositor político.

Uno de los pasajes más terribles de su vida fue que no le permitieran asistir a los funerales de su madre, Alejandra García Pérez.

Otro es el día en que la policía política lo encerró en un “escaparate” (armario) junto a un perro pastor alemán entrenado para atacar, y el tercero, “aunque son más”, recalca, se remonta a cuando le negaban agua durante sus huelgas de hambre.

“Sin la ayuda de los presos comunes este libro no existiría”, acota Antúnez.

“Excepto unos pocos delatores, ellos también odiaban la dictadura. Me conseguían lápiz y papel”, asegura el disidente capaz de dictar de memoria nombres, fechas y situaciones crueles.

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