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El Pentágono niega que dejara atrás a uno de los 4 soldados muertos en Níger

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El secretario del Departamento de Defensa, James Mattis, negó hoy que las fuerzas de su país dejarán atrás a uno de los cuatro militares muertos en una emboscada durante una patrulla rutinaria ocurrida el pasado 4 de octubre en Níger, saliendo al paso de la polémica surgida acerca del caso.

La controversia surgió pocas horas después del incidente debido a que en un principio el Pentágono informó de que tres miembros de las Fuerzas Especiales habían sido abatidos y que dos habían sido resultado heridos, sin embargo, al día siguiente un cuarto cadáver fue localizado en el lugar de los hechos.

Este hecho fue interpretado por diversos medios de comunicación como un prueba de que, debido a la confusión durante el enfrentamiento, el sargento La David Johnson se había quedado rezagado cuando las tropas aliadas se replegaron.

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“El Ejército de Estados Unidos no deja a sus soldados atrás”, zanjó hoy Mattis durante un encuentro con periodistas, a los que pidió que en vez de preguntar por la actuación de los militares durante el combate lo hicieran sobre si éstos habían “hecho todo lo posible” para sacar a todo el mundo del lugar.

El jefe del Pentágono subrayó que el tipo de ataque que sufrieron las tropas estadounidenses normalmente es “considerado improbable”.

El responsable de la cartera de Defensa justificó también la escasa información que han ofrecido por el momento la Casa Blanca y el Pentágono, que ha llevado al senador republicano John McCain, máximo responsable del Comité de Servicios Armados del Senado, a criticar la falta de transparencia de las autoridades y a amenazar con abrir una investigación en la Cámara Alta.

“En este tipo de situaciones, os pediría, además, que no confundáis vuestra necesidad de obtener información precisa con nuestra capacidad de proveerla de forma inmediata”, recriminó Mattis a los periodistas.

El jefe del Pentágono recordó que hay en marcha una investigación para esclarecer los hechos y prometió divulgar los resultados “tan rápidamente” como sea posible.

Igualmente se manifestó el general John Kelly, jefe de gabinete del presidente, Donald Trump, quien matizó ante los periodistas en la Casa Blanca que “una investigación no significa que algo fuera erróneo” o que “vayan a rodar cabezas”.

En similar sentido se expresó el teniente general Kenneth McKenzie, director del Estado Mayor Conjunto, quien durante una rueda de prensa celebrada horas más tarde en el Pentágono dijo que se está llevando una investigación para determinar si se podría haber hecho “algo mejor”.

“Fue un enfrentamiento complicado en el que se produjo mucha confusión”, reconoció McKenzie, quien, sin embargo, no dudó en negar que en ningún momento se había dejado a ningún soldado atrás y que lo más que se había producido era una reubicación de las tropas implicadas en el combate.

El general resaltó que “muchos hombres”, tanto de las tropas estadounidenses como de las nigerinas e incluso de las francesas, también presentes en la zona y que fueron las encargadas de evacuar a los heridos, buscaron “muy duramente” al sargento desaparecido.

El ataque tuvo lugar en la zona de Ouallam, a unos 190 kilómetros al norte de Niamey, cerca de la frontera de Mali, una zona donde militantes de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), una filial de Al Qaeda, han llevado a cabo diversas incursiones transfronterizas en los últimos meses.

McKenzie insistió en que las Fuerzas Especiales estadounidenses se encuentran en la región con el único propósito de ejercer labores de asesoramiento de las tropas locales con el objetivo de que países como el propio Níger “puedan hacer frente a sus propios problemas”.

Estas son las primeras víctimas de la misión estadounidense en Níger, donde las Fuerzas Especiales también respaldan a las tropas locales en labores de inteligencia, vigilancia y reconocimiento.

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