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Campañas basadas en justicia racial reducen la inseguridad alimentaria

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El nuevo enfoque tecnológico y comunitario contra el hambre, basado la justicia racial y en campañas visuales, ha servido para aliviar ese flagelo social en amplios sectores del país, según expertos locales y nacionales reunidos hoy en Denver (Colorado).

“Debemos reconsiderar de qué manera comunicamos el problema y sus soluciones a todas nuestras audiencias, sean participantes o legisladores. Algunos mensajes ahora son contraproducentes”, dijo a Efe Michelle Ray, directora de comunicaciones de Colorado Sin Hambre, que coordinó el encuentro “Hambre de Cambio”.

“La inseguridad alimenticia y la pobreza conectan con otros temas que también tienen un impacto negativo en la comunidad, aunque se ve algo de progreso”, agregó Ray.

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Actualmente, las organizaciones contra el hambre conectan en sus campañas ese tema con otros que están relacionados y apelan a herramientas como exhibiciones fotográficas ambulantes para visualizar esta problemática, además de las redes sociales y otras tecnologías.

A nivel nacional, el 12,7 % de la población del país, unos 40 millones de personas, vive en la pobreza, según el reporte “Ingreso, Pobreza y Cobertura de Salud en Estados Unidos: 2016”, publicado por el Buró del Censo el pasado 12 de septiembre.

Esa pobreza, además de impedir el acceso a alimentos en cantidad y calidad necesaria, también genera otros problemas como el suicidio, según un estudio presentado hoy por la Fundación de Salud de Colorado (no gubernamental).

“Los adolescentes que padecen de inseguridad alimenticia tienen cinco veces más posibilidades de cometer suicidio. Y eso sucede incluso en los diez estados más saludables del país”, puntualiza el reporte.

El informe indica que el estigma social, la complejidad del proceso para solicitar ayuda alimenticia y la falta de transporte propio siguen siendo los tres principales obstáculos que impiden que las personas de bajos recursos accedan a los servicios y programas de ayuda.

“Aunque el índice del hambre en el país ha disminuido”, según la fundación, entre las familias afroamericanas y en áreas rurales el hambre es “significativamente más profundo” que en familias de otros grupos étnicos y en zonas urbanas, algo que es “de gran preocupación”.

Esta interconexión de problemáticas, según los expertos, hace que los mensajes que tradicionalmente se usaban para generar conciencia sobre el hambre ya no resulten efectivos, porque se enfocaban exclusivamente en este flagelo y no en los otros problemas relacionados.

“¿Qué se puede hacer cuando uno vive en un sistema que uno no define? ¿Qué se hace cuando el gobierno que se supone nos tiene que ayudar no responde a nuestras necesidades?”, se preguntó durante su ponencia Maya Rockeymoore, de Global Policy Solutions, una consultora sobre temas políticos y ambientales con sede en Washington.

Eso es lo que, dijo, actualmente está pasando en Puerto Rico, donde a una semana de la destrucción causada por el huracán María la ayuda aún no llega en la cantidad necesaria. Rockeymoore enfatizó que si por ejemplo no se reconoce la intersección de hambre y justicia racial ninguno de esos dos grandes desafíos sociales podrá ser resuelto.

La experta recordó que de niña muchas veces el cheque de pago para alimentación, por ser hija de militares, no llegaba y “comenzaba a notar menos y menos comida en el refrigerador”.

“Pero no recuerdo haber recibido ayuda alimenticia. Y desafortunadamente el hambre sigue siendo usado para crear divisiones en nuestra sociedad”, opinó.

“Se necesitan soluciones para ayudar a los latinos, a los afroamericanos y especialmente a los blancos menos afortunados. La mayoría de nuestro país será personas de color en 2042. ¿Qué significa eso para nuestra nación? Significa que no podemos continuar con políticas similares a las de hace cien años”, resaltó.

Colorado Sin Hambre dio a conocer que junto a otras organizaciones similares desarrolla un nuevo “plan para terminar con el hambre”, basado en el aumento de la coordinación entre proyectos de asistencia ya existentes y en reducir la ineficacia administrativa y las barreras que impiden el acceso a esos programas.

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