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P.Rico trata de conocer la magnitud del daño causado por el huracán María

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El Gobierno de Puerto Rico trata hoy de conocer la magnitud del daño causado por el huracán María mientras la gente se echa a las calles en busca de agua, alimentos y combustible, tras sufrir una devastación masiva que dejó en la isla un balance provisional de seis muertos.

El secretario del Departamento de Seguridad Pública (DSP), Héctor Pesquera, confirmó seis muertes, aunque se investigan varias más todavía en municipios del interior, que puede elevar la cifra, mientras el Gobierno trata de recomponerse, se espera ayuda de Estados Unidos y comienza la inquietud por el posible desabastecimiento.

El director de la agencia local de emergencias y rescate Aemead, Abner Gómez, se trasladó hoy personalmente al municipio de Toa Baja para confirmar otras ocho posibles muertes más, aunque de momento oficialmente no se pueden certificar.

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Aunque la destrucción es generalizada, las últimas informaciones disponibles indican que los daños más graves se registraron en los municipios de Humacao, Isabela y Toa Baja, completamente separados entre sí, lo que demuestra que el huracán María no respetó parte alguna de la isla.

A primera hora de la mañana aterrizó en la isla el primer vuelo con ayuda humanitaria desde Estado Unidos, además de que el Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín de la capital reabrió parcialmente a nivel comercial.

Durante la jornada está previsto que aterricen vuelos de las compañías JetBlue, Delta y American Airlines procedentes de las ciudades de Miami, Atlanta y Nueva York.

El gobernador, Ricardo Rosselló, pidió hoy a la población que no use las carreteras del país, ya que se trata de algo muy peligroso debido a que las lluvias masivas y consecuentes inundaciones continúan.

“Ahora no es el momento de estar en la calle”, dijo Rosselló, tras apuntar que la prioridad es que los puertos estén abiertos para recibir la ayuda exterior y que generadores eléctricos alimentados con diesel lleguen a las torres de telecomunicaciones repartidas por toda la geografía de la isla para restablecer el contacto entre la capital, San Juan, y los municipios.

Uno de los principales problemas continúa siendo que todavía hay áreas con las que no se ha podido contactar, por lo que no se sabe con exactitud cuál es el estado y las necesidades de muchos municipios del interior y la montaña, que fueron los más castigados por el huracán María, para algunos el ciclón más poderoso que nunca atravesó el Caribe.

Viviendas de madera o de estructuras endebles muy habituales en áreas del interior literalmente volaron, por lo que hay miles de personas sin hogar, aunque es todavía temprano para tener una idea de la magnitud de unos desastres que se sabe serán históricos.

Un helicóptero de FEMA sobrevuela mientras Puerto Rico para tener una mejor información de cómo se encuentran las áreas más remotas.

La población es la que más sufre los estragos del paso de María por Puerto Rico, con situaciones que comienzan a ser dramáticas.

Efe pudo comprobar en un recorrido por las principales avenidas de San Juan cómo la ansiedad comienza a afectar a las personas, que buscan de forma urgente víveres, agua y combustible.

La búsqueda desesperada de combustible provocó un monumental atasco en la Avenida Ponce de León, la principal, donde una de sus gasolineras se preparaba para abrir.

La ansiedad de la gente hizo que miembros de agencias de seguridad de EEUU, con armas largas en mano, hicieran acto de presencia de forma ostensible para evitar desordenes y pillaje.

El gobernador Rosselló ha establecido, al menos hasta mañana, el toque de queda de 6 a 6 y la ley seca, normativas que Efe pudo comprobar que no se cumplieron el jueves de forma general en algunas partes de la capital.

Aunque el pillaje no es todavía un problema, Efe pudo comprobar en áreas céntricas de la capital a personas destrozando las puertas de comercios de alimentación en busca de algo que llevarse a la boca.

La gente ha salido a las calles de la capital en busca de avituallamiento en automóviles, lo que está provocando graves problemas de circulación.

Algunos comercios familiares operan de forma parcial y se espera que supermercados abran sus puertas temporalmente en las próximas horas.

El panorama es complicado, ya que la luz que se ha mantenido en hospitales, entidades gubernamentales y hoteles no se podrá mantener una vez que las plantas de diesel dejen de funcionar cuando, de forma inminente, el combustible se acabe.

Puerto Rico mira ahora a Washington y espera desesperadamente la ayuda económica, que deberá llegar en millones de dólares después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, declarara zona de desastre a 54 de sus 78 municipios.

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