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Las autoridades de Texas apremian la retirada de símbolos de los confederados

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Autoridades de todo Texas, el segundo estado con mayor número de estatuas confederadas de EE.UU., apremiaron en los últimos días la retirada de estos monumentos tras el episodio de violencia racial de Charlottesville (Virginia).

Entre estatuas, edificios, escuelas y otros lugares, en Texas hay al menos 178 espacios dedicados a la Confederación, según datos de la Comisión estatal de Veteranos, cifra superior a otros estados que lucharon en el bando del Sur durante la Guerra Civil estadounidense (1861-1865), como Florida (61), Luisiana (91) o Alabama (107).

Tres de estos monumentos, dedicados a los generales confederados Robert E. Lee y Albert S. Johnston y al político John Reagan, fueron retirados esta madrugada de la Universidad de Texas, una institución central en la sociedad de ese estado sureño y que tiene su campus principal en la capital, Austin.

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En esta ciudad, varios concejales presionaron durante los últimos días para cambiar el nombre de la calle Robert E. Lee, un general confederado que defendió la pureza de la raza blanca y la práctica de la esclavitud durante la contienda de mediados del siglo XIX.

Precisamente, los carteles de esta vía, situada al suroeste de la capital sureña, fueron tachados con pintura permanente por un grupo antifascista a inicios de la semana pasada.

A escasos kilómetros de esta calle se encuentra el Capitolio estatal de Texas, un complejo que cuenta con varios monumentos confederados dentro de sus terrenos, como el dedicado a los soldados confederados, levantado en 1903.

“A sólo cuarenta pasos de mi oficina hay una placa que alaba los ‘hechos heroicos’ del ejército confederado y afirma que la causa subyacente de la Guerra Civil no fue la esclavitud”, explicó recientemente el legislador estatal demócrata Eric Johnson en una entrevista con una radio local.

“La Legislatura le debe a la gente de Texas eliminar estas reinvenciones falsas y ofensivas de la historia”, añadió el legislador afroamericano.

Por su parte, el alcalde de Houston, el demócrata Sylvester Turner, anunció que la urbe más grande del estado estudia retirar una estatua confederada de uno de los parques más conocidos después de recibir una petición firmada por cerca de tres mil personas.

El mandatario, también afroamericano, apuntó que es importante tomar una decisión “apropiada” que sea en el mejor interés de Houston y que no glorifique aquellos eventos de la historia que “no merecen ser honrados”.

La violencia racial que tuvo lugar en Charlottesville -que se saldó con una persona muerta y una veintena de heridos- reabrió el debate sobre si debe retirarse de los espacios públicos la simbología confederada, con los que se identifican neonazis y grupos supremacistas blancos como el Ku Klux Klan (KKK).

De acuerdo con el diario Dallas Morning News, cinco miembros del ayuntamiento de esta metrópoli firmaron un memorando pidiendo la eliminación de todos los monumentos públicos confederados, una petición que está siendo estudiada.

De hecho, el alcalde de Dallas, el también demócrata Mike Rawlings, afirmó en una conferencia de prensa que estos monumentos son “símbolos de la injusticia” y confirmó que será parte del grupo de trabajo que decidirá si dichas estatuas se retiran o no.

En San Antonio, la séptima ciudad más grande de la nación, unas 500 personas se congregaron el día después del ataque de Charlottesville en contra de una estatua de doce metros de altura que alaba a un soldado anónimo del ejército del Sur.

Este homenaje al ejército secesionista es objeto de controversia desde antes de que los sucesos de Virginia ocurrieran, dado que varios concejales de esta localidad del sur de Texas promovieron una medida para derribar este monumento hace varios meses.

En EE.UU. hay más de 700 monumentos en 31 estados en honor al bando confederado de la guerra civil (1861-1865), formado por los estados secesionistas favorables a la esclavitud y que perdió la contienda.

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