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Uber y Lyft regresan a Austin (EE.UU) un año después de abandonarla

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Las compañías de transporte privado Uber y Lyft anunciaron hoy su regreso a Austin (Texas) tras un año de ausencia, después de que la Legislatura texana aprobase una propuesta de ley que, a falta de un trámite, anulará las regulaciones que limitaban su presencia.

Los legisladores estatales enviaron la semana pasada la medida al escritorio del gobernador, el republicano Greg Abbott, quién está previsto que la ratifique el próximo lunes, fecha en la que ambas compañías regresarán a la capital texana, según informaron hoy.

Normalmente, un proyecto de ley de Texas debería entrar en efecto el 1 de septiembre después de su aprobación en el legislativo, según estipulan las reglas de la Legislatura.

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Sin embargo, dado que el Senado aprobó esta legislación, conocida como HB 100, por más de dos tercios de los votos(21-9), la firma de Abbott supondría la entrada en vigor inmediata de la ley.

Con esta nueva legislación, Texas estable un marco estatal para reglamentar este sector y revoca las normas que ambas empresas consideraban “excesivamente molestas” para su modelo de negocio.

“Austin es una incubadora de tecnología y emprendimiento, y estamos muy contentos de estar de vuelta en este ambiente”, aseguró hoy en un comunicado el portavoz de Uber, Travis Considine, quien dijo ser consciente del “mucho trabajo por hacer” que tienen.

La nueva ley permitirá el regreso de ambas aplicaciones tecnológicas a Austin, una ciudad que impuso unas normas hace exactamente un año que Uber y Lyft se negaron a cumplir, iniciando un largo pulso con las autoridades municipales.

Concretamente, la capital texana obligó a estas compañías californianas a someter a sus conductores a un registro de antecedentes penales a través de la huella dactilar, un sistema que las compañías calificaron de “obsoleto” y lamentaron que dificultaba la contratación.

Sin embargo, Austin defendió que se trata de un mecanismo para detectar a posibles criminales que quieran operar como chóferes, poniendo en riesgo a los pasajeros que utilicen sus aplicaciones.

Uber y Lyft invirtieron entonces más de ocho millones de dólares en una campaña (sin precedentes en Austin) para revocar la medida e incluso ofrecieron trayectos gratuitos para ir a votar el día del referendo, pero el 56 % de los que acudieron a las urnas apoyaron inesperadamente la iniciativa gubernamental.

Tras esta votación, las dos empresas californianas cumplieron con su amenaza de abandonar Austin, la ciudad que más crece en el país y convertida en una meca para empresas emergentes.

El vacío que dejaron atrajo a otras aplicaciones con un servicio similar, como RideAustin, Getme o Fasten, que sí cumplen las reglas locales.

Tras dejar de operar en Austin, Uber también amagó con una salida de Houston por la aprobación de ordenanzas similares a las de la capital, aunque finalmente no cumplió su advertencia.

La compañía sí llegó a abandonar San Antonio en 2016, pero a los pocos meses alcanzó un acuerdo con las autoridades locales y regresó.

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