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Campesinos hispanos postergan su jubilación porque dinero retiro no alcanza

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Los campesinos hispanos deben postergar cada día más su edad de jubilación para seguir trabajando durante largas jornadas en los campos porque el dinero que recibirían del retiro no les alcanzaría para sobrevivir.

“Lo que me da el seguro a mi no me alcanza para todo. Como estoy pagando casa, pago “bills”(cuentas), y lo que me dan es 800 dólares pasadito, no me alcanza pa todo eso, por eso sigo trabajando”, indicó a Efe el campesino Rafael Navarro, de 72 años y oriundo de Michoacán, México.

La historia de Navarro, quien trabaja para la misma compañía desde hace más de 40 años, es similar a la de centenares de campesinos que migraron de forma indocumentada al Valle de Coachella en California, y luego consiguieron legalizar su situación gracias a la amnistía de 1986.

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Al convertirse en residentes, se establecieron cerca de los campos donde trabajaban, tuvieron sus hijos ahí y se convirtieron en mano de obra experimentada, pero a mínimo costo.

Precisamente son los bajos salarios los que no permitieron que estos trabajadores, tanto hombres como mujeres, hicieran suficientes aportes para obtener una jubilación que cubra los gastos que necesitan, incluidos la renta y el seguro de salud.

Hilario Torres, representante de la Unión de Trabajadores Campesinos (UFW), conoce a algunos de estos campesinos desde la década de los setenta.

El líder sindical explicó que los hispanos pensaban que iban a tener suficiente dinero para resolver todos los problemas financieros, pero en el momento de retirarse se vieron obligados a continuar trabajando en el campo.

El sindicato ya se ha encargado del caso para asegurarse que los empleadores respeten a los trabajadores adultos, algunos de ellos con más de 80 años de edad.

“Yo soy uno de ellos, que estoy jubilado, estoy trabajando, quizás por el contrato de unión que tenemos aquí”, indicó José Jesús Luna Álvarez, de 68 años.

No obstante, la presión del sindicato no sería la única razón por la cual los rancheros y contratistas están conservando a estos campesinos de la tercera edad en sus puestos de trabajos, sino también está la falta de mano de obra, según indicó J. Edward Taylor, profesor de economía en la Universidad de California Davis.

“Los rancheros están pasando tiempos muy difíciles para conseguir trabajadores”, aseguró.

Taylor, quien ha estudiado el tema por años, indicó que el número de personas que vienen a trabajar en el campo ha caído en 150 mil por año, y que el descenso no se debería a los obstáculos migratorios sino al cambio demográfico de las comunidades campesinas de México, mayor proveedor de campesinos para Estados Unidos.

“Las familias ya no son tan numerosas y el nivel de educación se ha elevado y ya muchos no quieren trabajar en el campo, incluso México tiene problemas para conseguir trabajadores agrícolas y está usando a centroamericanos”, explicó el experto.

Pero según Hilario Torres, el trabajo no es el problema, sino son los sueldos que se pagan los que estarían desalentando a los inmigrantes a buscar empleo en los campos.

En el Valle de Coachella, aunque el salario para los campesinos adheridos al sindicato supera los 12 dólares con derecho a vacaciones y seguro médico, las duras condiciones en las que se trabaja no atraen a los más jóvenes.

“Es trabajo andar en el sol todo el día trabajando, pero uno que no estudió no le queda otro remedio”, asegura Navarro.

Para Taylor, el panorama no es tan crítico ya que califica la situación como un periodo de ajuste muy difícil, donde los campesinos, especialmente los mayores de edad y con más experiencia, podrían ganar.

Indicó que la escasez de mano de obra obligará a los rancheros a incrementar los salarios y los beneficios para poder atraer a los trabajadores.

También los obligará a implementar nuevas tecnologías para atraer a más jóvenes, que pedirían entrenamiento en el manejo de estas nuevas máquinas para trabajar en el campo.

Pero, mientras la falta de trabajadores campesinos continúa en aumento, empleados como Rafael Navarro, quien instala trampas para topos, y Luna Álvarez, quien inspecciona el sistema de riego de un cultivo de mango, se hacen cada día más necesarios a pesar de su edad.

“¿Qué van a hacer los rancheros? No van a dejar perder todas sus cosechas”, preguntó Álvarez.

“Cuando una persona se retira estando todavía fuerte y deja de trabajar, como que su cuerpo recae y muchos de ellos lo sienten así”, apuntó Torres quien asegura que seguirá en el campo hasta que el cuerpo aguante.

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