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El coreógrafo Juan Carlos Lérida propone un flamenco desde la “confrontación”

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Con el flamenco como “lenguaje primigenio”, el bailaor y coreógrafo español Juan Carlos Lérida afronta su trabajo en esta disciplina desde la “confrontación” y propone mirarlo con otras “ópticas”.

En entrevista con Efe en Miami (Florida), Lérida defendió que antes que un provocador o un radical, calificativos que le han granjeado su apuesta por lo que él llama un “flamenco empírico” y en la que caben la danza contemporánea y las técnicas de improvisación, él se considera “un confrontador”.

“Confronto las dos opciones desde una misma cara y propongo mirar el flamenco desde otras ópticas”, señaló el también pedagogo, quien hoy subirá al escenario del teatro Adrienne Arsht Center de Miami, invitado por la coreógrafa española Olga Pericet, quien presenta en el Flamenco Festival de esta ciudad el espectáculo “Pisadas”.

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Su aparición en esa puesta en escena, con unos cuernos de ciervo y un vestuario que alude a la naturaleza, sirve para paladear la “continua reflexión, teórica y práctica” con la que el español aborda cada interpretación, en este caso un baile tradicional flamenco, un garrotín, pero “contaminado” con su propio método de trabajo, que bebe mucho de lo contemporáneo.

“De entrada, mi posición ante el arte es espontánea, lo que hago es poner todas mis herramientas y prácticas al servicio del acto de bailar, y en esas prácticas están el conocimiento de otro tipo de danzas y de la composición coreográfica de la escena”, explicó.

Iniciado en el flamenco desde los 4 años de edad, Lérida tuvo pronto la necesidad de ampliar su lenguaje y se relacionó con otras artes, como la danza contemporánea, que estudió a partir de los 20 años de edad.

Con el tiempo empezó a dirigir coreografías que hermanaban en una suerte de “flamenco fusión”, concepto que no le interesa en lo más mínimo, y que lo llevaron a un paréntesis de cuatro años en los que estudió y experimentó con otras disciplinas.

“Cuando regresé a los escenarios, como solista, había cambiado mi estética, mi forma de acercamiento al cante, al toque, a la escena”, recuerda sobre el periodo que inicia a partir de 2006, año en que estrena, en Berlín (Alemania), “El arte de la guerra”.

Aquella coreografía, que gira en torno a “la transformación de un cuerpo a partir de un conflicto” bélico, marca el inicio de su trayectoria por la senda del flamenco de vanguardia, que se verá consolidada luego con su trilogía “Los cuerpos del flamenco”.

“Yo siempre digo que hablo de hombres solos que se transforman, por distintas circunstancias, quizás es una de mis poéticas”, señala en alusión a las temáticas recurrentes en sus trabajos.

Cuerpos y hombres que se transforman, y que a nivel escénico implican desde su punto de vista coger las raíces del flamenco para moverlo a otros terrenos, “contaminarlo” con otros abonos.

Así, en “Al baile”, estrenada en 2016 en Barcelona (España) y última entrega de la trilogía “Los Cuerpos...”, Lérida cambia el negro tradicional que visten los hombres en los tablaos por el color rosa de las aves flamencas, que le sirve de paso para abordar los roles de la masculinidad y feminidad.

Un acercamiento como este, latente desde sus primeros trabajos, no tardó en chocar con los “puristas” de esta disciplina. En su momento, el coreógrafo se vio “exiliado de la pertenencia” y sintió el “rechazo o la invisibilidad”, aunque con los años “todo se coloca en el lugar adecuado”, según dijo.

“Por ser flamenco tengo que representar una serie de ‘hetero-normativas’, un tipo de nacionalidad, un tipo de hombre, de persona. Confronto todo eso con mis propias prácticas. Y eso es lo que me parece excitante”, destaca.

En la actualidad, esa fidelidad de nutrirse con técnicas, como la improvisación, que le permiten ser un “creador de una paleta de colores más amplia” ha encontrado eco también en el extranjero, donde suele ofrecer cursos de flamenco contemporáneo como el que ofrecerá en Montreal (Canadá) tras su paso por Miami.

En esos talleres puede seguir desarrollando su “metodología de flamenco empírico”, que si bien puede parecer una propuesta más cercana a la danza contemporánea él sostiene sin embargo que en ella utiliza “las nomenclaturas del flamenco”.

“Tiene que ver con aportar técnicas de improvisación y composición desde el flamenco”, agrega.

Ni historicista, ni tradicionalista, Lérida tiene claro que no le interesa “el concepto de proyectarse al futuro desde el pasado”, sino intentar “estar siempre muy consciente del presente”.

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