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La Charrería y El Callao se unen a la cultura latinoamericana protegida por la Unesco

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El arte ecuestre de la charrería mexicana y el carnaval de El Callao de Venezuela ampliaron hoy los elementos latinoamericanos protegidos por la Unesco al incluirlos en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

El Comité intergubernamental de la Unesco, reunido esta semana en Adis Abeba, sumó así estas dos tradiciones latinoamericanas al conjunto de bienes protegidos en los últimos días por la organización, que ayer incorporó la rumba cubana y el merengue dominicano.

Tanto los charros, jinetes mexicanos dedicados a la cría y el pastoreo del ganado, como el carnaval venezolano de herencia antillana son un “elemento importante de la identidad y patrimonio cultural” entre sus respectivas comunidades.

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La costumbre de hacer suertes a caballo vestido con traje de charro, la charrería, representa “un medio para transmitir valores sociales importantes a las nuevas generaciones”, destacó la Unesco.

El presidente de la Asociación Nacional del Charro, Gabriel Cabello, destacó en Etiopía que este reconocimiento dará “beneficios no solo a la charrería, sino a México”, y garantizó la protección de “todos los seres vivos que participan en esta tradición”.

La delegación mexicana emocionó a los expertos de la Unesco al recitar un estribillo popular entre muchos pueblos iberoamericanos, según el antropólogo Francisco López: “Y aunque lo quieran o no, ser charro es ser mexicano, sencillo, valiente y sano, franco de a carta cabal”.

Además, tras la aprobación, el embajador de México en Etiopía, Víctor Manuel Treviño, aseguró que el Gobierno del país centroamericano aplicará un plan para proteger esta tradición.

En sus orígenes, la charrería facilitaba la convivencia entre los ganaderos de diferentes zonas del país y, actualmente, asociaciones y escuelas siguen transmitiendo este arte vaquero tradicional.

En las competiciones, conocidas como charreadas, hombres y mujeres muestran ante el público su destreza en las diferentes suertes de arrendar y jinetear yeguas y toros cerriles. Esta tradición es considerada un deporte nacional y una de las riquezas históricas y culturales del país.

Pero la charrería no fue la única candidatura latinoamericana que convenció hoy a la Unesco, ya que el centenario carnaval venezolano de El Callao recibió la misma declaración por los representantes de los 24 Estados partes en la Convención de la Unesco para la salvaguarda del patrimonio cultural inmaterial.

Celebrado en la localidad de El Callao, en el sur del país, el carnaval tiene sus orígenes en los festejos de emancipación celebrados en las Antillas de habla francesa.

“Este carnaval pone de relieve la historia de los callaoenses, fortalece su identidad y fomenta la unidad entre ellos”, aseguró la Unesco durante la sesión.

El antropólogo Víctor Rago, en nombre de la delegación venezolana, destacó el carácter “multiétnico y multicultural” de su país, y puso como ejemplo este carnaval y su vinculación con las Antillas y el continente africano, más allá de las fronteras estatales.

“Nuestros antepasados, llenos de sabiduría, salieron de este continente africano y, además de sufrir, nos dieron vida y más vida en América”, subrayó el venezolano durante su intervención ante el grupo de expertos en Etiopía.

De enero a marzo, esta festividad agrupa a miles de participantes que se disfrazan de personajes históricos o imaginarios que desfilan al son del calipso.

El Comité de la Unesco recalcó también que el carnaval “incita a las generaciones más jóvenes a descubrir su patrimonio cultural”.

El generoso reconocimiento de la organización de la ONU a tradiciones latinoamericanas se suma al otorgado estos días a las Fallas de Valencia, la cerveza belga o el yoga de la India, entre otros, que ya son Patrimonio de la Humanidad.

La undécima reunión del Comité es la cuarta organizada en el continente africano, tras las de Argel (2006), Nairobi (2010) y Windhoek (2015).

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