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Bolivia denunciará mañana en la OEA el “intervencionismo” de Almagro

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La delegación de Bolivia en la Organización de Estados Americanos (OEA) denunciará mañana ante el Consejo Permanente el “intervencionismo” del secretario general, Luis Almagro, en los “asuntos internos” de los países miembros.

Bolivia pidió incluir en el orden del día de la reunión semanal ordinaria el tema “Denuncia del intervencionismo en los asuntos internos de los estados y la vulneración de los principios fundamentales de la Carta de la OEA por el secretario general”, según la solicitud publicada junto a la agenda de la sesión.

Bolivia, Venezuela y Nicaragua son los países más críticos con la gestión de Almagro, en el cargo desde mayo de 2015, tanto que en junio de este año llegaron a pedir su renuncia por promover la aplicación de la Carta Democrática Interamericana a Caracas.

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Sin embargo, hasta ahora no han mostrado intención de impulsar formalmente un proceso de destitución que, según las fuentes consultadas por Efe, perderían con toda seguridad.

Para destituir al secretario general se necesitan los votos de dos tercios de los 34 estados miembros -cada país tiene un voto- en una Asamblea General, la cita de mayor nivel de la OEA al reunir a los cancilleres.

En su año y medio de mandato, Almagro ha demostrado ser un secretario general atípico dispuesto a pronunciarse con contundencia sobre los temas más espinosos, a veces en términos poco diplomáticos como cuando le dijo al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, que si no permitía el referendo revocatorio se convertiría en “un dictadorzuelo más”.

El excanciller uruguayo es una de las voces más críticas con el Gobierno de Maduro, lo que le ha granjeado el rechazo frontal de Caracas y de sus aliados más fieles, Bolivia y Nicaragua.

En todas las reuniones de la OEA en las que se aborda la crisis política y social en Venezuela, ya sea a iniciativa de Almagro o de un amplio grupo de países que sigue el tema, las tres delegaciones expresan su oposición rotunda a lo que consideran un “intervencionismo” en asuntos internos de los estados.

El último ejemplo ocurrió el 16 de noviembre, cuando Venezuela y Bolivia abandonaron una sesión solicitada por ocho países para aprobar una declaración de apoyo al diálogo en marcha entre el Gobierno de Maduro y la oposición en Venezuela con la mediación del Vaticano y la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).

El texto aprobado entonces alentaba “al Gobierno y a la Mesa de Unidad Democrática (MUD) a alcanzar resultados concretos en un plazo razonable para poner fin a la difícil situación que atraviesa Venezuela”.

Venezuela habló de “acoso” a su Gobierno, Bolivia calificó la sesión de “ilegal” y Nicaragua -que no abandonó la sala- criticó la conducta “injerencista” de los estados promotores.

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