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Matrimonios de conveniencia se convierten en última opción de indocumentados

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Ante la latente amenaza del presidente electo, Donald Trump, de endurecer las leyes migratorias, la última opción para muchos indocumentados es casarse con un ciudadano estadounidense para su regularizar su situación.

Y es que los matrimonios con ciudadanos estadounidenses son además del único camino, la opción más rápida para obtener la tan ansiada tarjeta de residente permanente, conocida como Green Card, ya que el trámite dura un año aproximadamente.

No obstante, Claudia P. López, abogada en inmigración en Phoenix, Arizona, declaró a Efe que es una pésima decisión casarse por conveniencia migratoria, ya que es considerado un fraude y en ocasiones está penalizado con años de cárcel.

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“En realidad es una mala idea casarse con alguien únicamente para arreglar papeles, no es tan sencillo como parece, tienen que comprobar que su matrimonio es verídico, Inmigración los vigila, los sigue, los cuestiona”, explicó.

La Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE), advierte que si el Gobierno detecta que tu matrimonio ha sido por conveniencia, lo primero que hará será quitarte la residencia, imponerte una multa de 250 mil dólares y deportarte, incluso se puede llegar a penalizar con 5 años a prisión.

Mientras que al ciudadano se le impondría una advertencia, salvo si se pruebe que iba a recibir una compensación económica entonces también sería multado e ingresado a prisión por fraude migratorio.

“Es un delito que se puede pagar con cárcel, y el extranjero jamás podrá arreglar sus documentos, aunque se vuelva a casar, ya que es considerado un fraude migratorio”, aclaró López.

Aunque no hay estadísticas oficiales, se estima que en un año fiscal se pueden presentar aproximadamente 250 mil peticiones de “Green card” por matrimonios entre estadounidenses y extranjeros.

Carmen Cornejo, directora de Lacey Larkin Frontera Fund, indicó a Efe que es preocupante que se esté recurriendo al “matrimonio de conveniencia” para lograr un proceso de legalización, “porque se trata de un fraude abierto”.

“Si no existe esa relación de pareja, es considerado un fraude a varios niveles. Pero siempre hay maneras que Inmigración reconozca que se trata de un arreglo falso”, detalló.

Añadió también que las personas deben estar conscientes que luego de la boda tendrán que pasar por una rigurosa entrevista, que tiene por finalidad detectar si el matrimonio es real o por conveniencia.

“Inmigración tiene maneras de cuestionar y negar ese beneficio debido a las pruebas que puedan pedir, es muy peligroso porque las consecuencias son graves y las personas pueden ser deportadas”, aseveró.

El mexicano Ignacio Manriquez, que llegó a Phoenix con su visa de turista en el 2012, decidió empezar una nueva vida: rentó un departamento, inició sus estudios como extranjero, pero luego se vio limitado debido a su estatus migratorio que no le permitía avanzar.

“Me sentía atrapado en mis muros. Lo de casarme no era mi primera opción, quise buscar visas de trabajo, pero no fue posible, ya tenía dos años y uno se empieza a dar cuenta que el tiempo corre y que no puedes seguir así”, confesó a Efe.

En el colegio conoció a una puertorriqueña con la que entabló una relación y luego de un tiempo deciden casarse, pero las cosas no fueron tan sencillas como las esperaban.

“Lo primero que me pidieron fue un aval para poder iniciar con el proceso, y ni mi misma gente latina me apoyó, eso demoró mi proceso un año. Luego, tuve que pagar 1.500 dólares a Inmigración, sin contar que yo mismo llené los documentos, porque muchos caen con estafadores que te cobran hasta 3 mil dólares por llenarlos”, describió.

El mexicano dijo que luego tuvo que pasar por un largo proceso de vacunas, con un costo de 450 dólares, además de 40 dólares de fotografías y gran cantidad de documentos.

“Te piden fotos, donde haya una convivencia, cartas, cualquier cosa que te relacione. Empiezas en un proceso de desesperación, y sufres abusos por parte de la persona (con quien estás) con tal de no perder el proceso. En mi caso mi pareja se quedó con el carro”, relató.

A pesar de todo el proceso, cuando llegó la fecha de la cita de Inmigración la esposa no se presentó y el joven perdió la oportunidad de legalizar su situación.

Señaló que tras lo ocurrido, una amiga que conoce su situación dijo estar dispuesta a ayudarlo.

“Yo le dije que no quiero que se sienta obligada, pero sé que es mi última carta, la otra es conseguir 100 mil dólares para una Visa de Inversionista y la verdad, no tengo ese dinero”, aseguró.

“Sabiendo que Trump llegó, tengo que volver a intentarlo, ahora tengo que volver a pasar el proceso, tengo que pagar 2 mil dólares y ahora sí le tengo que pagar a un abogado”, concluyó.

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