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La brasileña Victória Chamorro, hija de una policía y un taxista, le pone sabor al éxito del polo acuático de USC

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Con tres campeonatos de la NCAA desde 2010, el equipo de polo acuático femenil de la Universidad del Sur de California (USC) es una de las potencias nacionales en esta disciplina a nivel colegial.

En los pasados tres años la excelencia de las mujeres de Troya ha tenido un sabor latino gracias a la olímpica brasileña Victória Chamorro. La originaria de Río de Janeiro de 20 años de edad se desempeña como portera y ha sido una presencia habitual en la puerta de las troyanas.

Llegó a USC tras ser ofrecida una beca durante un torneo internacional con la selección de Brasil. Sin embargo, la escuela no era la primera en invitarla a jugar y estudiar en Estados Unidos.

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“Ya tenía un acuerdo verbal con otra universidad, pero de repente se apareció USC”, dijo Chamorro, quien está estudiando economía y matemáticas. “Se me acercaron y dije, ‘wow, es a donde yo quiero ir y ser la mejor’. Todo lo que quería es una oportunidad de estar con lo mejor de lo mejor…así llegué aquí”.

En su primer año con el equipo en 2015, tuvo una temporada espectacular. Fue titular indiscutible, obtuvo honores All-America y con sus 207 salvadas impuso una marca para jugadoras de primer año en USC.

Pero para su segundo año, las cosas se le complicaron un poco. Debido a que estuvo concentrada con su selección durante la preparación rumbo a los Juegos de Río 2016, se perdió un semestre entero y no se reincorporó a USC hasta cerca del inicio de la temporada. Cuando regresó encontró que ya no era la única jefa de la portería de las troyanas: tendría que competir por la titularidad con su compañera Amanda Longan. Chamorro admitió que de primero esta situación la estremeció pero terminó siendo una lección de vida.
“De inicio pensé, ‘voy a perder minutos de juego’. Hay ocasiones en las que que no puedes controlar algunas cosas”, indicó. “Me ayudó a crecer como persona, me mantuve bien emocionalmente”.

Ambas ayudaron a USC a ser el segundo equipo en la historia del polo acuático femenino de la NCAA en coronarse con un récord invicto (26-0).

Esta reciente temporada la jugadora sudamericana volvió a compartir la puerta, pero las troyanas no pudieron revalidar su título; cayeron en la fase de semifinales del torneo de campeonato.

Una vida atlética y difícil

Chamorro empezó a practicar el polo acuático a los 10 años de edad. No obstante, creciendo en Río era aficionada del futbol-su club favorito es el Vasco da Gama- entre otras actividades. Señaló que su afinidad por su deporte es un conglomerado de todos sus gustos atléticos.

“Amaba el agua, siempre me gustaba ir a la playa…nunca me quería ir”, comentó. “Y además de nadar también me gustaba el balonmano [porque lo practicaba mi papá], y veía el futbol. El polo acuático es una combinación de todo esto, entonces me enamoré de ese deporte”.

Optó por ser portera debido a que quería ser como su padre, quien había sido portero cuando jugaba futbol de playa.

La jugadora es hija única y proviene de un hogar humilde, su padre es taxista y su madre una oficial de la policía. Victória indicó que lo más difícil para ella en su niñez fue crecer una ciudad tan violenta como Río.

“Es un lugar peligroso para vivir. No importa si vives en las mejores comunidades o en las más modestas, puedes ser asaltado en las calles, la violencia es inmensa. Crecí viendo todo esto”, exclamó.

Aquí en Los Ángeles, a más de seis mil millas de distancia, siempre tiene en mente el riesgo que corren sus papás cada mañana cuando se van a desempeñar sus labores en su ciudad. Sin embargo, en vez de ser algo que la desconcierte, es algo que la impulsa.

“Veo que tan duro trabajan y que tan honestos son. Me vuelve loca [saber que están entre el peligro], pero al mismo tiempo también me motiva para honrarlos y aprovechar las oportunidades que estoy teniendo en mi vida”, expresó.

Sobre vivir en el área angelina, la brasileña comentó que el encanta mucho, hasta se ha convertido en una aficionada de la comida mexicana. No obstante, aunque para ella Los Ángeles y Río son lugares similares por el ambiente y las playas, siente que aquí “hay más seguridad ya que está más desarrollado”.

Veo que tan duro trabajan y que tan honestos son. Me vuelve loca [saber que están en peligro], pero al mismo tiempo también me motiva para honrarlos y aprovechar las oportunidades”

— Victória Chamorro, portera de USC, sobre sus padres que viven en Brasil

Recuerdos de Río 2016

De todas las experiencias por las que ha pasado Chamorro en su carrera deportiva hasta el momento, la que más la ha marcado es su participación con el equipo femenil de polo acuático de Brasil en los Juegos de Río 2016. No solo la impactó el poder representar a su país en una justa olímpica, el hecho de que lo hizo en su ciudad de origen, enalteció más el acontecimiento para ella.

“Cuando me nombraron para la selección me dio mucha felicidad. Solo quería ir a jugar enfrente de mi gente. No estaba nerviosa, estaba lista. Me daba orgullo el poder representar a Brasil en donde nací y fui criada”, comentó. “Fue una experiencia maravillosa, recuerdo a mi familia y amigos de mi infancia en las gradas. Estaban gritando mi nombre”.

“Éramos el equipo local, miles de personas fueron a vernos. Esto me hizo sentir muy especial”.

Lo que la jugadora de USC no pudo disfrutar en Río es de una victoria; Brasil se fue del torneo con cinco descalabros. Chamorro comentó que la escases de brasileñas que juegan polo acuático tenían en desventaja al equipo ante potencias como Estados Unidos e Italia

“No estábamos en el mismo nivel de los otros cuadros. Éramos novatas olímpicas”, dijo. “Contábamos con muchachas muy jóvenes y con mujeres en sus 40”.

La anécdota más memorable que tiene Victória de los juegos ocurrió durante su segundo partido de la competencia ante Rusia. Ahí fue cuando finalmente pudo captar la inmensidad de la experiencia que estaba viviendo.

“Durante el partido estaba enfocada en mi trabajo, pero cuando salí y miré alrededor de la arena, dije ‘guau’”, subrayó. “La emoción me había ganado de repente, mi corazón estaba latiendo rápidamente. Fue increíble el estar en ese momento”.

En este cotejo le tocó jugar en agua de color verde. La piscina de Centro Acuático Maria Lenk se había descolorado debido a los altos niveles de alcalinidad del agua. A Chamorro se le hizo raro competir bajo estas condiciones y hasta le dio “algo de vergüenza” pues consideraba que hacía ver mal a su país debido que en la antesala su capacidad para poder realizar la justa siempre fue cuestionada.

Para Chamorro, le quiebra el corazón ver el estado decrépito en el que se encuentran la mayoría de las sedes olímpicas a apenas nueve meses desde que se celebró la gran fiesta. La deterioración del centro acuático es lo que más le duele en lo personal.

“Mi mamá, que patrulla el centro, me dice que ya no están los asientos y que la piscina está vacía. He jugado en muchos lugares, pero esa era la arena más bella en la que había estado”, lamentó. “Según el gobierno, tenían planes de convertirlo en una escuela, pero parece que eran solo palabras y promesas. Este es el gran problema de Brasil, la corrupción y la política”.

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