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Una alumna transgénero de ocho años demandó a una escuela privada que no la dejó expresarse como la niña que es

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Nicole Brar quiere que todos sepan su nombre, y que ella merece algo mejor. Esta niña transgénero -de ocho años de edad- y sus padres demandaron a la antigua escuela privada de la pequeña, del condado de Orange, por presuntamente haberle impedido expresar su identidad de género. La niña eligió no ser llamada con el genérico ‘Jane Doe’ -como demandante menor de edad, podría optar por permanecer en el anonimato- porque se siente fuerte, según sus abogados, para “pelear por su derecho de ser educada sin discriminación”.

Su madre, Priya Shah, relató que la familia pensó arduamente antes de presentar la demanda. “Honra el compromiso de nuestra hija de ser quien es, a pesar de la adversidad”, señaló en un mail. “Es nuestra pequeña contribución para asegurar que otros niños transgénero y de género amplio no tengan que pasar por las mismas dificultades y traumas”.

El argumento

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La demanda, presentada la semana pasada en el Tribunal Superior del Condado de Orange, alega que Heritage Oak Private Education, en Yorba Linda, no le permitió a Nicole, apodada Nikki, vestirse según su preferencia, usar el baño de su elección y ser llamada con pronombres femeninos. La denuncia sostiene que la escuela violó la Ley de los Derechos Civiles de Unruh, una norma de California que proscribe una amplia gama de actos discriminatorios, entre ellos aquellos derivados por el sexo o la orientación sexual, y que fraudulentamente se anunciaba como una institución no discriminatoria, enfocada en “la totalidad del niño”.

“Se trata del primer caso de [derechos transgénero] que emplea una ley antidiscriminatoria estatal como una de las razones de compensación”, afirmó Mark Rosenbaum, director del grupo pro bono Public Counsel Opportunity Under Law, que tomó el pleito junto con otros varios profesores de la facultad de derecho. “A la luz de la inacción del gobierno de Trump para tomar una posición contra la discriminación de los individuos trans, este caso es enormemente importante”.

Asaf Orr, abogado del proyecto juvenil transgénero del National Center for Lesbian Rights, que no está involucrado con el caso, sostuvo que el argumento es sólido. “Esperemos que esto genere una conversación más amplia acerca de qué deben hacer las escuelas para atender mejor a sus estudiantes transgénero”, explicó. “Deben crear un ambiente escolar privado que sea seguro y apoye a todos los alumnos”.

La respuesta de Heritage Oak

La demanda menciona a Heritage Oak y su directora ejecutiva, Phyllis Cygan, así como al grupo de padres de la entidad, Nobel Learning Communities, con sede en Pensilvania, y a su directora regional, Kate Taylor.

Cygan no respondió directamente las solicitudes de comentarios de este medio, pero Kerry Owens, vicepresidente de una firma de publicidad llamada MGH, reenvió una declaración donde manifestó que las escuelas Nobel han cubierto las necesidades de estudiantes transgénero mayores.

El caso de Nicole fue diferente, sugiere el escrito. “Creíamos que era extremadamente importante responder no con prisa sino con cuidados deliberados, decidir cuándo y cómo informar y educar a nuestra plena comunidad de estudiantes de primaria, personal y padres, acerca de la expresión de cambio de género -ocurrida a mitad de año- de un menor de corta edad”, sostiene. “Debido a la sensibilidad del caso y a la edad del menor, creíamos que necesitábamos contar con guía experta acerca del mejor momento para hacerlo (preparar a los niños para un cambio que verían en el semestre de primavera del segundo grado y el semestre de otoño del tercer grado), el proceso y la comunicación apropiada según la edad”.

La escuela había contratado a un consultor externo y se había comunicado con la familia para discutir los arreglos, señala el comunicado. “Desafortunadamente, esta coordinación fue rechazada y los padres retiraron al menor de la escuela”.

Rosenbaum, abogado de Nikki, rechazó la noción de que los problemas se debieron a la falta de comunicación o a la velocidad de la acción. La escuela, precisó, “creó obstáculos y, en última instancia, se negó a satisfacer las necesidades indiscutibles de un pequeño estudiante transgénero a su cuidado”.

Convertirse en Nikki

La demanda, de 76 páginas, pinta un retrato íntimo de la vida de Nikki, tanto en casa como en la escuela.

Nikki fue designada como varón al nacer, y se la llamó con un nombre diferente. Pero desde pequeña se sintió atraída hacia el color rosa y los ponis de tono arco iris; caminaba con los tacones de su madre y le pedía que pintara las uñas de sus pies. También se vestía con la bufanda de su abuela, que la cubría como si fuera un vestido.

Cuando tenía cuatro años, le dijo a sus padres que quería ser una niña. Ellos respondieron que el género era un amplio espectro, como el del agua caliente y fría, y que podía ser el tipo de varón que quisiera.

Poco antes de cumplir siete años, en junio de 2016, Nikki afirmó: “Quiero ser llamada una niña”. Sus padres la llevaron entones a un terapeuta enfocado en temas de género. Poco después, comenzaron a permitirle que vistiera ropas de mujer. Sólo entones le permitía a sus padres fotografiarla; se sentía libre, aseguraba, mientras que las prendas de varón eran “una prisión” para ella.

Los padres de Nikki decidieron enviarla a Heritage Oak, en parte porque estaba anunciada como una comunidad no discriminatoria, que valoraba la diversidad y estaba enfocada en las necesidades especiales de los niños. “La escuela enseña la currícula de tercer grado en segundo, lo cual pensamos que sería bueno para mantener a Nikki interesada y comprometida”, afirmó Shah. “Imaginábamos que crecería tanto social como socialmente”.

Cuando comenzó el año escolar, Nikki estaba en proceso de transición, pero todavía se presentaba en la escuela como un varón. “Fuimos muy cuidadosos de no precipitarnos a un juicio”, explicó Shah. Antes de su ingreso a Heritage Oak, sus padres le explicaron al director ejecutivo de la escuela la situación y le pidieron que Nikki fuera tratada como niña si eso era lo que finalmente elegía. Según la demanda, Cygan aplazó la decisión.

Para noviembre, Nikki había hecho su transición completa y sus padres se reunieron con la escuela una vez más para comunicarle a los administradores lo ocurrido, relató el vocero Manny Rivera. De nuevo, solicitaron a la entidad que acepte su elección, que le permitieran el uso de sus pronombres preferidos, llevar uniforme de niña y usar el baño de mujeres, ya sea durante ese mismo año escolar o en el siguiente. Supuestamente Cygan no respondió a sus pedidos, excepto para decir que le permitiría a Nikki llevar cabello largo.

En enero, la escuela insistió en que Nikki lleve el uniforme de niños. También afirmó que se le concedería el acceso a un baño del personal, pero que no podría emplear el de sus compañeras de clase. Cygan declinó a los otros pedidos y consideró la escuela como “una institución conservadora”, en la cual la transición de Nikki generaría “un desequilibrio”, sostiene la demanda. Conforme el documento, el desprecio de la entidad educativa por la preferencia de género de Nikki le dio fuerza a sus compañeros -entre ellos el hijo de Cygan- para intimidarla y llamarla ‘perdedora’.

Como resultado, según el pleito, Nikki se sintió angustiada y aislada. Las niñas no querían jugar con ella porque antes se había vestido como varón, y Nikki se alejaba de los juegos de los niños y sus actividades más rudas. En el receso se sentaba a solas y leía. “Todos los pequeños en la escuela tienen un nombre que los identifica, y un uniforme y un baño conforme su identidad de género”, remarca la demanda. “Para Nikki ello no ocurre”.

Un día, Nikki oyó en la radio la noticia de un suicidio y le preguntó a sus padres si podía “suicidarse a sí misma” porque “la vida es muy dura”.

Un nuevo comienzo

Nikki dejó la escuela en noviembre, y su madre renunció a su empleo como maestra para poder educarla en casa.

Rosenbaum señaló que Nikki está usando la demanda no sólo para hacer valer sus derechos, sino también para tratar sus sentimientos después de ser despreciada y señalada.

El pleito busca una compensación por daños, angustia emocional y discriminación, así como más de $10,000 en matrícula escolar y honorarios. Además, le pide a la escuela que declare que violó la ley estatal de ni discriminación y que anunció de forma fraudulenta por servicios que no brindaba. Más aún, exige que Heritage Oak redacte una política de no discriminación hacia los estudiantes transgénero, entrene al personal conforme dicha política e incorpore lecciones sobre la identidad de género en su plan de estudios.

Este año, Nikki comenzará una nueva etapa en una escuela pública del condado de Orange.

Si desea leer este artículo en inglés, haga clic aquí.

Traducción: Valeria Agis

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