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Jinetes de Santa Anita cambian la pista por la duela para dar una mano

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La semana pasada en la preparatoria La Salle de Pasadena se disputó la edición número 50 del juego de caridad de básquetbol entre los jinetes del Hipódromo de Santa Anita y el equipo de la escuela Holy Angels de la iglesia Holy Angels, ubicada en Arcadia.

El evento se llevó a cabo a beneficio de tres diferentes organizaciones: el Permanently Disabled Jockeys Fund (PDJF), un programa que asiste a jinetes que están discapacitados de por vida, el departamento atlético de Holy Angels y la fundación Eye on Jacob, que recauda dinero para ayudar a combatir el síndrome de Usher, una enfermedad hereditaria que causa la sordera y pérdida de la vista.

“Este juego nació hace 50 años [gracias a un entrenador nuestro] que quería montar un evento para recaudar fondos para el departamento atlético”, dijo a HOY Deportes Nancy Dollase, la presidenta del comité organizador del partido, hablando sobre la historia de esta noche con mucha tradición. “Siendo que nuestra pa-rroquia y la escuela están enfrente del hipódromo, se quería hacer algo en conjunto ya que muchos de los entrenadores y jinetes de Santa Anita tenían hijos en Holy Angels”.

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El duelo enfrentó a un equipo de jinetes activos y retirados, que este año contaron con patrocinios individuales, con la escuadra de Holy Angels compuesta por estudiantes del séptimo y octavo curso en una cita amistosa pero que fue bastante disputada. De las tres organizaciones por las que se jugó, PDJF es la que resuena mucho con los montadores participantes. Este brazo caritativo ayuda económicamente a jockeys necesitados que han sufrido accidentes catastróficos dentro del hipismo profesional y que ya no pueden montar o trabajar.

“Para muchos de estos jinetes, el cheque [PDJF] es el único que reciben”, comentó Darrell Haire, el presidente del gremio organizado de jinetes, Jockey’s Guild, que administra la caridad. “Es un deporte bien peligroso. En Norteamérica mueren apro-ximadamente tres jockeys al año. Ellos aman este deporte y son conscientes de que pueden quedar lesionados”.

Haire también señaló que en este momento el fondo está ayudando a unos 60 exmontadores con pagos de $1,000 mensuales.

Mucho riesgo, pocas ganancias

De todos los atletas profesionales, los jockeys son de los peores pagados en el mundo deportivo, pese a que el hipismo es una industria bastante lucrativa. Los más exitosos apenas pueden rebasar el millón de dólares en un año; los demás lucran ganancias bastante modestas.

Por ejemplo, en carreras de alto perfil como las de la Triple Corona -Kentucky Derby, Preakness Stakes y Belmont Stakes- los montadores que quedan fuera de los primeros lugares pueden ganar de entre $500 a $100. En carreras menores, estos jinetes solo pueden ganar alrededor de $30. Por esta razón la PDJF es una caridad de mucha importancia.

“El hipismo es un negocio difícil de entender. Hay jockeys que trabajan mucho para ganar un poco de dinero, y hay otros que desafortunadamente se lastiman. Nos sentimos muy orgullosos de poder ayudarlos en familia”, expresó el jinete mexicano Israel Ocampo, quien participó en el partido. “[Este tipo de eventos] me hace sentir correspondido con mis colegas. Es bonito saber que tengo amigos que están dispuestos a ayudar”.

Para el exjinete y miembro del Salón de la Fama del Hipismo de EE.UU. Kent Desormeaux, el partido fue doblemente emotivo. La fundación Eye on Jacob fue establecida a nombre de su hijo quien nació padeciendo del síndrome de Usher. Esta es una enfermedad extremadanamente rara que ocurre en una de cada 23.000 personas de este país.

“Este evento es una obligación para mí. Mi hijo es la base de esta caridad, pero el dinero no es para él personalmente. Es para ayudar a curar la ceguera”, explicó. “Jacob ya tiene 18 años y probablemente pierda toda su vista en algunos años”.

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