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Un anémico ataque marcó la primera temporada de regreso de Los Rams en Los Ángeles

Los Carneros no pudieron brindar muchas alegrías a los angelinos en el Coliseo.

Los Carneros no pudieron brindar muchas alegrías a los angelinos en el Coliseo.

(Stephen Dunn/Getty Images)
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Ni la brisa de las playas californianas pudo refrescar a unos grises Rams en lo que fue su temporada de regreso a Los Ángeles después de pertenecer a San Luis a lo largo de 21 años.

La franquicia llegó a tierras angelinas arrastrando una racha de nueve temporadas perdedoras. Se pensaba que el cambio de escenario a una ciudad en donde las victorias son una exigencia podría cambiar su fortuna.

En realidad, acabaron siendo los mismos Carneros de la última época. Su marca de 4-12 es un reflejo de lo disfuncionales que fueron esta temporada.

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Gran parte de esta desastrosa campaña se puede atribuir al pésimo accionar de la ofensiva. Empezaron con un récord prometedor de 3-1, pero eso fue a consecuencia de desempeños heróicos por parte de la defensa. Sin un aporte sustancial a la ofensiva, el equipo se derrumbó.

Los Rams terminaron con el peor ataque de todos los 32 equipos en la NFL. Solo produjeron 4,203 yardas por aire y tierra, y anotaron 224 puntos en sus 16 cotejos de la temporada regular. En 213 oportunidades de tercer down que tuvieron, solo pudieron convertir en 67 ocasiones, para lograr un porcentaje del 31.5%.

También fueron una de las unidades más indisciplinadas de la liga; finalizaron terceros en penalidades en contra (126).

El entrenador en jefe Jeff Fisher, quien fue sustituido en la Semana 14 tras la escandalosa derrota ante los Falcons de Atlanta de 42-14, y su coordinador ofensivo Rob Boras, nunca supieron cómo echar a andar las cosas: Todd Gurley pasó de ser el tercer corredor con más yardas terrestres (1,106) la temporada pasada, al décimo séptimo esta campaña (885).

La segunda parte clave del fracaso angelino fue la posición de quarterback, una pesadilla que hizo sufrir a los Carneros.

La primera selección del pasado draft, Jared Goff, de la Universidad de Cal, era el indicado a tomar las riendas de la ofensiva debido a que los Rams habían traspasado seis selecciones para escalar posiciones y tener un puesto preferencial para tomarlo.

Al no impresionar durante la pretemporada, Fisher optó por irse con el jugador de quinto año Case Keenum, quien en nueve juegos como titular tuvo el peor índice de pasador de la NFL (43.4) y un índice de touchdowns e intercepciones de nueve a 11.

Ante los reclamos de la afición, Fisher finalmente decidió echar mano de Goff en la Semana 11. El novato comprobó no ser el salvador que los seguidores esperaban, ya que el equipo terminó con un récord de 0-7 bajo su mando.

El futuro

De acuerdo con los recientes comentarios del jefe de operaciones Kevin Demoff, la mayoría de los movimientos que van a hacer los Carneros con mira a la próxima temporada se harán pensando en la revitalización del ataque.

“Tenemos que mejorar y anotar más puntos, pero ostentamos una defensiva competitiva y unos equipos especiales competitivos también”, dijo Demoff al portal de ESPN. “Solo se trata de qué tan rápido podemos poner a la ofensiva al corriente”.

Para empezar, ya están contemplando a varios entrenadores de corte ofensivo dentro de su búsqueda para encontrar a su siguiente entrenador en jefe.

Los nombres que sobresalen son los coordinadores ofensivos Josh McDaniels, de Nueva Inglaterra, y Kyle Shanahan, de Atlanta, quienes comandan a dos de los ataques más prolíficos de sus respectivos equipos en esta temporada.

Quien llegue al mando de entrenador en jefe tendrá la tarea de reconstruir la ofensiva del equipo exclusivamente alrededor de Goff, pues en él los Rams hipotecaron mucho de su futuro.

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