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La Maldición de los Clippers está viva

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Los empleados fieles del equipo proclamarán en voz alta que no lo creen, pero uno sabe lo que están pensando.

El fuerte entrenador no quiere hablar de ello, pero seguramente ya lo ha pensado.

Los aficionados leales lo descartarán como algo que han superado, pero cuando se reunieron el miércoles por la noche para el cuarto partido de playoff de la serie ante Portland, no había otra cosa de qué hablar más que eso.

Después de que el equipo de la NBA con más fantasmas en su historia perdió a sus dos mejores jugadores en un solo día, justo cuando sus esperanzas estaban en lo más alto, ¿cómo lo podrán negar?

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La Maldición de los Clippers está viva.

El anuncio del martes fue sorpresivo y quebró corazones. Fue el lunes ante los Blazers que Chris Paul se quebró una mano y Blake Griffin se volvió a lesionar la pierna. Los dos se perderán el resto de los playoffs.

El Juego 4 se convirtió en el Final de la Temporada para Clippers. Tomará un J.J. Milagro y Jamal Fenómeno para que los Clippers conviertan esto en una serie que puedan ganar. En caso de derrotar a los Blazers de Portland, el hospital de los Clippers probablemente no duraría mucho en una serie ante los Warriors de Golden State, aunque estos no cuenten con Stephen Curry.

La Maldición de los Clippers vive y respira.

Piénsenlo. Por tercera postemporada consecutiva, los Clippers se han convertido de candidatos legítimos a solo animadores en cuestión de horas.

“Claro, no es la mejor de las suertes”, dijo Doc Rivers. “Digo, es lo peor que hemos visto”.

El lunes en la tarde, después de conocer las noticias de que la lesión de rodilla de Curry lo forzaría a perderse dos semanas con los Warriors, los Clippers pensaban que finalmente les había sonreído la suerte en busca de su primera final de conferencia en 46 años de existencia.

Comenzó el partido en Portland y tenían una oportunidad real para despachar de una vez a los Trail Blazers, luego sorprender a los Warriors y competir ante San Antonio u Oklahoma City por el título de la conferencia, terminando en las Finales de la NBA.

Pero ya para el final del partido en Portland, estaban cocinados.
Hay equipos que han perdido a sus mejores jugadores durante los playoffs, ¿pero perder a los dos mejores jugadores? ¿En un solo juego? ¿En serio?

“Estoy seguro de que ha pasado antes, solo que no sé cuándo”, dijo Rivers. “Te digo que no pasó en el mismo juego, eso de seguro”.
Ah, pero cosas así ya le han pasado a los Clippers. De hecho, han sucedido en las últimas dos temporadas.

Estuvo el colapso de un partido de 19 puntos en el tercer cuarto del Juego 6 ante los Rockets de Houston en la segunda ronda la temporada pasada. Antes de las finales de Conferencia; y los Clippers desperdiciaron una ventaja de tres juegos a uno y perdieron la serie.

También, hace dos años, les volvió a pasar cuando tenían todo el camino para meterse a las finales de conferencia, con siete puntos de ventaja y 50 segundos por jugar en el Juego 5 ante Oklahoma City, en una serie de segunda ronda, empatada a dos juegos. En ese minuto final, Paul regaló el balón en dos ocasiones y cometió una falta terrible afuera de la línea de tres puntos y el Thunder vino de atrás para ganar la serie.

Los Clippers, con Donald Sterling como dueño, le prohibieron estar en sus partidos tras sus comentarios racistas. En ese mismo tiempo, la mayoría pensó que la maldición de los Clippers se había ido con él. Pero resulta que mutó en un animal diferente, uno más furioso.

En años anteriores, la Maldición de los Clippers había involucrado eventos que no tenían nada que ver con los playoffs y afectaba a equipos que no eran muy buenos. La Maldición involucraba intercambios malos, malas selecciones del draft y lesiones tempraneras de temporada.

Pero desde que se fue Sterling, la Maldición es aún mayor, porque ha quebrantado a equipos que estaban en vísperas de grandeza.
d

dLos Clippers finalmente tienen a un dueño capaz, pero la Maldición se ríe de ellos. Los Clippers finalmente tienen a un entrenador fuerte, pero la Maldición respira. ¿Tres jugadores muy buenos? La Maldición carcajea. ¿Se acercan al título? La Maldición solo bosteza.

“No sé lo que es mala suerte”, dijo Rivers, quien no se puede dar el lujo de aceptar la realidad. “Babe Ruth nunca jugó con nosotros, y no lo canjeamos. No hay mala suerte aquí”.

No, la Maldición de los Clippers no se trata de Babe Ruth ni de otra persona, se trata aún de Sterling, quien fue el dueño abusivo de este equipo por 34 años y que su olor aún perdura en la arena. Su espectro está presente en muchos partidos en casa en la forma de su esposa y su colaborador Shelly Sterling, quien todavía se sienta en los asientos de primera fila y que tiene el nombre legal la “Aficionada Número Uno de los Clippers”.

Algunos creen que la Maldición nunca se irá hasta que Shelly Sterling, la esposa de Donald Sterling, se vaya. Aún así, acuérdense, ella fue la que facilitó la venta rápida del equipo, y si se va, a lo mejor la maldición empeora.

Los Clippers van a tener que jugar entre la espada y la pared. Por ahora están atorados, y duele.

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