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OPINIÓN: Qué equivocado estaba con Brady

Tom Brady.

Tom Brady.

(Charles Krupa / AP)
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Justo por estas fechas hace un año, después de la paliza por 41-14 que los Chiefs les propinaron un lunes por la noche, escribí que Tom Brady y los Patriots estaban acabados.

Mi lógica me lo decía por las múltiples veces que había visto a grandiosos quarterbacks ir en curvas descendentes a finales de sus años 30 (Montana, Marino, Kelly). Las estadísticas parecían respaldarlo, pues los números de Brady habían ido empeorando poco a poco en las últimas temporadas.

La imagen del número 12 de los Pats, en la banca, pensativo y tratando descifrar cómo su equipo había sufrido una de las peores derrotas en la era Brady-Belichick, era elocuente.

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Pero estamos hablando de, muy probablemente, el mejor quarterback de la historia. El motivador Jim Rohn dijo alguna vez “Para que las cosas cambien, tú tienes que cambiar; para que las cosas mejoren, tú tienes que mejorar”.

El mismo Michael Jordan, cuando su cuerpo comenzó a resentir el paso de los años, tuvo que buscar otras formas de superar a sus rivales, y fue en la segunda parte de su carrera que desarrolló su imparable “jumper”.

Antes del juego de este domingo ante los Jaguars, Brady –de 38 años– estaba a un pase de anotación de llegar a los 400 en su carrera, al tiempo que lideraba la liga en yardas por pase (754) y touchdowns (7), su mejor inicio de temporada en la NFL.

Lo que más me impresiona de Brady es la seguridad con la que llega a la línea de golpeo. Muchas veces, antes de que inicie la jugada, ya ganó la batalla porque tiene esa poco común habilidad de leer el punto débil de la defensiva del conjunto contrario.

Hace unos años, cuando los Pats traían aquel equipazo con el receptor Randy Moss como su mejor arma, los “bombazos” de más de 40 yardas eran algo común; ahora Brady no cuenta con un receptor de esas cualidades, pero eso no es un problema. La semana pasada ante Buffalo completó 38 de 59 pases para 466 yardas y tres TD’s; solo dos de esos pases fueron de más de 30 yardas.

Brady no ha dejado de “evolucionar”. Si está en buen ritmo, se lo deja saber a Belichick y el coordinador ofensivo Josh McDaniels para acelerar el paso; si encuentra una debilidad en el rival al llegar a la línea, cambia la jugada; si ve que la defensiva está tardando en alinearse, inicia la jugada más rápido.

Jugar contra él hoy en día es como experimentar la muerte de las mil cortadas, es lenta y dolorosa.

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