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¡Villamelones, bienvenidos al básquetbol!

(ALFREDO ESTRELLA / AFP/Getty Images)
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Para todos aquellos que piensan que la proliferación de los villamelones es un mal con el que tenemos que vivir aquellos que amamos el deporte, les tengo una mala noticia: los aficionados que solo se suben al vagón de los ganadores no son una peste, al revés, son más que bienvenidos en este mundo.

Sí ya sé, es molesto ver a alguien que no apoyaba a tal equipo o deporte, de repente hacerse pasar como un experto en la materia, pero le pondré un ejemplo del por qué los villamelones son necesarios para el crecimiento de todo lo que nos apasiona.

La definición de villamelón, de acuerdo a la Real Academia Española (RAE) es “profano que habla con aire de suficiencia de lo que no entiende, especialmente el aficionado a los toros; básicamente alguien que nunca había seguido a un club y de repente es su más ferviente fanático.

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Durante el Campeonato FIBA Américas 2015, la selección mexicana de baloncesto estuvo a poco de lograr su pase a los Juegos Olímpicos de Río 2016; los aficionados aztecas se dieron cita en el Palacio de los Deportes para apoyar a México, comenzando con apenas unos miles de seguidores, hasta lograr llenar el inmueble.

Los boletos pasaron de 40 pesos hasta los casi mil pesos por poder ver al Tricolor de “basket” enfrentar a Argentina por un boleto a Río de Janeiro, todo gracias a los villamelones. Y mientras estos encarecen los eventos deportivos y quizás no saben cómo apoyar, al final trajeron algo muy bueno al deporte ráfaga mexicano: más aficionados.

Los “seguidores de mentiritas” han dejado a un lado sus deportes tradicionales como el futbol, box o béisbol, y se pusieron las pilas para apoyar a México en el básquetbol. Esto aumentará el interés por este deporte en México y quizás en el futuro podamos ver como se crean más aficionados.

Así que estimado lector, no le tenga miedo al villamelón, uno de sus puntos positivos es que pese a hacerse pasar por un experto, al final es un aficionado nuevo con muchas ganas de aprender y de apoyar aquellos deportes que nos gustan.

Al villamelón le damos la bienvenida y lo aceptamos con los brazos abiertos. Enhorabuena.

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