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Un jugador ciego participa en la primera victoria de la temporada del equipo de futbol americano de USC

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Jake Olson jamás podrá observar su saque perfecto y la magnífica patada que le dio a la Universidad del Sur de California (USC) el glorioso último punto que selló su victoria de 49-31 en lo que fue el primer juego de la temporada.

Sin embargo, sí pudo sentirlo a través de los abrazos y el rugido de los aficionados. Y también pudo disfrutarlo mientras abandonaba el campo del Coliseo para ser recibido por los brazos de sus compañeros.

Al final, no hay duda de que el long snapper invidente de USC vio su jugada mejor que nadie

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“Tiene su propia belleza”, dijo Olson. “Si no puedes ver cómo Dios pone las cosas en su lugar, entonces creo que tú eres el ciego”.

Esta belleza se apoderó de un ardiente Coliseo cuando le restaban tres minutos al encuentro entre los Trojans y la Universidad de Western Michigan.

A ocho años de que el programa de futbol americano de la escuela lo adoptara tras perder sus dos ojos a causa de la retinoblastoma, una forma rara de cáncer, y a tres años de integrarse al equipo por su propia cuenta, Olson, de 20, pudo realizar su primer saque del ovoide en un cotejo oficial.

No era una práctica, ni un juego de exhibición. Era de verdad y el jugador de tercer año de Huntington Beach lo acertó.

Después de que Marvell Tell III regresó una intercepción para anotar el último touchdown del encuentro, Olson corrió hacia el campo de juego con un brazo sobre las hombreras de su compañero Wyatt Schmidt.

Olson se agachó y se puso en posición, luego rápidamente hizo el snap para entregarle el ovoide a Schmidt, quien lo sujetó para que Chase McGrath efectuara la patada. Cuando el ovoide voló entre los postes, la banca de USC estalló en jubilo y los aficionados se abrazaron y chocaron manos.

El entrenador en jefe de los Trojans, Clay Helton, simplemente se quedó maravillado.

“Que manera de manejar la presión”, expresó Helton. “Tomando en cuenta el momento, fue el snap perfecto. No hay palabras”.

Después del final de un duro partido que se jugó bajo una temperatura de 98 grados Fahrenheit, fue algo asombroso recordar lo que había pasado.

“Hay ciertas cosas que son más grandes que el juego”, comentó el entrenador de los equipos especiales, John Baxter.

Fue un momento en donde todas las estadísticas y las inmensas expectativas con las que está cargando este equipo se redujeron a una sola jugada.

“No es complicado manejar una situación en la cual un chico ha vivido un gran momento”, platicó Baxter.

La historia de Olson es muy conocida dentro del ámbito del futbol americano colegial. Siendo un gran aficionado de USC, en 2009 el antiguo entrenador de los Trojans, Pete Carroll, lo integró al programa como invitado.

Pero el jugador ya no es ese niño que tenía el deseo de estar más cerca de su equipo favorito.

Tras hacer snaps jugando con la preparatoria Orange Lutheran a lo largo de dos años, ahora es un jugador oficial de USC.

Fuera de poner su mano sobre el hombro de un compañero para navegar el campo de entrenamiento, no es distinto a los demás. Es un chico que luce equipo de protección e intensidad.

Helton también tiene mucho que ver. En el poco tiempo que ha estado a cargo de los Trojans ha sido un entrenador ejemplar. No solo predica sobre la fortaleza, también se enfoca en la importancia de la familia. Ha ganado 10 partidos al hilo y ha formado un vestidor basado en la confianza y el respeto.

El entrenador vio que tan fuerte trabajaba Olsen; sabia de lo mucho que se le quiere. Pensó que quizás se merecía una oportunidad para jugar. Los últimos minutos del primer choque de la temporada ante un rival cómodo como Western Michigan se veían como el momento ideal para dársela.

Pero antes le tenía que llamar al entrenador de su rival, Tim Lester, para solicitar su ayuda. Le tenía que dejar saber que sus Broncos podrían enfrentar a un center invidente para que pudieran responder de acuerdo con las circunstancias.

Dos días ante del partido, Helton le llamó a Lester y le hizo un trato peculiar. Los Trojans no buscarían bloquear el primer intento de un punto de los Broncos si ellos hacían lo mismo cuando Olson estuviera en el campo.

“Helton me habló sobre lo que el chico significa para el equipo. Le dije que nos encantaría ser parte de esto”, indicó Lester.

Como se había prometido, después de que Western Michigan anotó su primer touchdown, los Trojans se hicieron para atrás pese a que el punto extra empató el partido 7-7.

Tres horas después, cuando Tell consiguió su anotación, Lester cumplió con su palabra aunque el touchdown mató sus esperanzas de dar la campanada. Antes de que USC intentara patear, súbitamente le ofreció a sus jugadores defensivos unas palabras que podrían servir como guía para enseñar lo que es el espíritu deportivo.

“Les hablé sobre la situación y les dije, ‘no lo pueden tocar, no le pueden gritar. Déjense caer para que se vea como una jugada pero que no se mueva nadie”, contó Lester. “‘Lo que estamos por hacer es más mayor que el juego. Se trata de poder ser el tipo de personas que queremos ser’”.

¿Y que le contestaron?

“Me dijeron, ‘sí señor”

Y sí, fue un momento extraordinario. Todo lo mejor del mundo de los deportes salió a relucir en esta tarde repleta de dolor y sudor. Helton y Lester brillaron como los verdaderos líderes que son, y los Trojans y Broncos se comportaron como verdaderos hombres.

En las gradas, la familia de Jake no paraba de gritar.

“Es irreal, es absolutamente irreal”, exclamó su papá, Brian Olson.

En el campo de juego su hijo redondeó la nueva vida que USC le ha ayudado a descubrir.

“El pasar por una situación tan fea en la cual un niño de 12 años pierde su vista, y verlo cómo ocho años más tarde está en el campo de juego formando parte del equipo que lo ayudó a superar esos tiempos difíciles, es una cosa bella y especial”, manifestó Brian.

Le pregunte a Jake si hubo algo que lo había sorprendido cuando estaba en el campo. Me dijo que solo una cosa.

“La rapidez del momento”, señaló.

Fue rápido, pero fue para siempre.

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