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Tomás Quiroz hace de la fusión entre el futbol y el ballet su más grande pasión

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En la vida de Tomás Quiroz, la fusión es la norma.

Cada tarde intercambia las mochilas que contienen sus zapatos y uniforme de futbol por las zapatillas y maillots que usa para sus clases de ballet.

Con 5’10” de altura, destaca jugando de mediocampista para St. Francis High School al igual que en La Crescenta Valley Soccer Club. Además, Quiroz, cuyo padre es mexicano y madre estadounidense, fue aceptado para atender a un campamento intensivo de ballet en Filadelfia este verano.

El futbol y el ballet han sido parte de la vida de Quiroz desde que tiene uso de razón.

“Tenía un trampolín y al mi papá poner música, yo saltaba al ritmo”, recordó el angelino. “Él fue el que me metió para bailar ballet desde muy pequeño, mientras que siempre dribleaba el balón… no lo pateaba, me la pasaba danzando con el balón”.

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Según explica el padre de Quiroz, aunque el ballet tenga una apariencia sutil, el bailar le ha servido para obtener más fuerza en su cuerpo y convertirse en un mejor futbolista.

“La manera como él maneja el balón le da la ventaja sobre otros porque es muy sutil con sus pies y piernas que se pueden abrir paralelamente… es lo que en el ballet se le conoce como ‘turnout’”, detalló Tony Quiroz. “Lo metí en el ballet porque yo también lo hacía cuando estaba más joven en el colegio. ¿Por qué no?, esto te enseña disciplina, carácter y es bueno para mantenerte en forma para otros deportes, además que es una buena manera para conseguir tu entrada al colegio o universidad”.

Su porcentaje acumulado de sus clases es un sobresaliente 4.2, lo que le hace soñar para recibir una beca en alguna de las ocho universidades conocidas como “Ivy League”: Harvard, Yale, Cornell, Columbia, Pennsylvania, Princeton, Darmouth y Brown.

Talento en puntillas

Stephanie Wolf Spassoff, junto a su esposo, dirige la escuela de ballet “The Rock School” en Filadelfia y estuvo a cargo de las audiciones a los cientos de participantes que buscaban ser parte del programa de verano.

Durante las pruebas, Quiroz impresionó a los encargados de elegir a los bailarines y fue uno de los elegidos para asistir al programa.

“Nos llamó la atención su talento”, dijo vía telefónica Spassoff desde Filadelfia. “Además de eso, es un gran atleta y nos interesamos mucho en él. Te sorprenderías saber que muchos atletas han usado el ballet de una manera terapéutica y para ayudarles físicamente. Aunque personalmente no he conocido más que un par que lo han hecho”.

Según la directora, los espacios para estos tipos de programas son muy limitados porque se basan en la cantidad de espacio que tengan las escuelas de danza.

Spassoff dijo haber notado características distintas en Quiroz.

“Seguramente en el futbol se gana la rapidez, fuerza y precisión… y todo eso similar a lo que se gana en ballet. Tomás ha ganado de ambos lados”.

El futbol ante todo

Aunque disfruta y danza de manera sutil el ballet, Quiroz tiene en claro una cosa: “Quiero ser futbolista sobre todo”.

“Me gusta el ballet, pero más que nada quiero ser futbolista”, aseguró el joven de 16 años.

Mucha de la razón para que prefiera el futbol, se debe a la poca participación que tiene en eventos durante el año. “En ballet tomas clases por todo el año para presentarte solo por ocho semanas para hacer presentaciones mientras que en el futbol tengo la opción de hacerlo más”.

En la actualidad, Quiroz entrena con Prince Oso Egwue, un exfutbolista profesional nigeriano que jugó en Holanda y Alemania.

Egwue conoció a Quiroz cuando jugaba para Hollywood Football Club.

“Me impresionó la manera cómo pasaba el balón y su actitud con la gente”, dijo el entrenador. “Honestamente fue un shock para mí saber que Tomás bailaba ballet. Llegué a pensar que a lo mejor no era muy bueno pero cuando lo fui a ver, me llevé una gran sorpresa”.

Para Egwue, las cualidades de Quiroz en un terreno de juego son parecidas a la de una estrella actual de futbol.

“Él puede driblear y patear desde cualquier ángulo. Tiene mucha flexibilidad. Yo lo compararía con Yaya Touré, quien juega con Manchester United porque es un jugador fuerte y gran pasador. Tienen mucha gracia para jugar, una gran visión en el terreno y eso lo hace especial”, detalló Egwue.

El bullying no es un problema

Ante el estereotipo de que los bailarines de ballet son mayormente homosexuales, Quiroz dijo que no le ha tocado lidiar con alguna situación en la que por bailar sus compañeros de futbol lo intimiden.

“Sé quién soy”, expresó el bailarín. “Realmente he alcanzado un mayor nivel de respeto porque saben que bailo ballet y juego futbol”.

Mucho del hecho que no ha tenido que lidiar con algún tipo de bullying, Quiroz explicó que la presencia de su padre en los entrenamientos y la danza, le han ayudado.

“Muchos malinterpretan que el ballet es solo para ‘gays’, pero no es así. Es categorizado como algo homosexual y por eso lo descartan, pero atléticamente es algo muy especial”, explicó el padre.

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