Anuncio

Columnista: Los dos mejores mundiales de la historia fueron en México

(STF / AFP/Getty Images)
Share

En mi niñez, mi padre Mateo Medina me contaba siempre de su amor por el futbol y como lo inspiraba a viajar desde Tecuala, en Nayarit, hasta Guadalajara, Jalisco, cada fin de semana con tal de poder seguir de cerca a su equipo favorito. Pero de las historias que recuerdo que más me impactaron, fueron aquellas que me platicaba de la Copa Mundial de la FIFA en México en 1970 y 1986. ¡Me dijo que los dos mejores mundiales de la historia fueron en México!

No solo las dos más grandes leyendas del balompié mundial estuvieron presentes en nuestro país, Pelé y Maradona levantaron el trofeo en el Estadio Azteca, sino que ambas competencias fueron las primeras en ver cambios en reglamento y cupos que ahora son normales; además que los dos torneos fueron vistos como los más alegres y coloridos de la historia.

Mi padre me mostró varios boletos de los juegos a los que asistió, contándome historias de cómo se divertía con la visita de miles de turistas que llegaron a México y pudieron probar un poco de la hospitalidad nacional.

Anuncio

Y ahora, 32 años después, una Copa Mundial nuevamente irá a nuestro país para que todos aquellos fanáticos puedan disfrutar de lo mejor del balompié en el orbe. ¡Si mi papá viviera estaría brincando de alegría!

Pero que los dos mundiales más recordados en la historia fueran en nuestro país no fue solo suerte, sino que, de acuerdo a Decio de María, presidente de la Federación Mexicana de Futbol “hay que caminar por la Plaza Roja, por las avenidas del Centro de Moscú, la respuesta está ahí”.

En conferencia de prensa tras el anuncio, de María afirmó que “los mexicanos tenemos mucha pasión por el futbol” y que la gran cantidad de connacionales en tierras rusas es una muestra de por qué los diez juegos del mundial que le toquen a México, serán los mejores de la sede de United 2026.

Mi padre me dijo que los dos mejores mundiales de la historia fueron en México, pero me alegraría poder decirle que dentro de ocho años, nuestro país tendrá una oportunidad envidiable de poder ser la sede más alegre, colorida, amigable y “fiestera” de la edición compartida entre tres países que ahora podrán presumir ser hermanos no solo geográficamente sino también con un objetivo común en la cabeza.

Anuncio