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Cotizado chef poblano fue atrapado por el amor en Moscú  

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Al chef Augusto Romero nunca le faltó trabajo. Desde que se graduó del Instituto Culinario de Puebla, ha paseado sus recetas mexicanas por distintos lugares como Tailandia, Bélgica, Francia, Alemania, Londres, Madrid, Panamá, y varios sitios en Estados Unidos.

Pero fue en Nueva York que conoció a su esposa Katia, una estudiante rusa que le ayudaba en la cocina donde trabajaba. La originaria de Saransk le robó el corazón y ahora el chef mexicano ya tiene cuatro años en Moscú.

“Nos comunicábamos a señas y a gritos (risas)”, contó Romero a HOY Deportes al relatar los primeros días cuando conoció a su esposa. Romero contó que sus compañeros de trabajo mandaban a Katia a la cocina a propósito para calmar al chef cada que estaba de mal humor.

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“Yo no quería que ella me viera enojado y me iba”, agregó entre sonrisas.

“Fue ahí donde empezó todo”, contó el chef. “Ella era muy tierna. Ella tenía 21 años, la ponía a picar fruta. Cada que ella cortaba la fruta, cortaba un poco y comía otro. No sabía cómo regañarla”.

Sin ser novios aún, Katia regresó a Rusia y a finales de 2009, Romero llegó a Rusia para visitarla. La diferencia de cultura y de costumbres hizo que Katia tuviera sus dudas en un principio.

“Al principio yo pensaba que no podíamos tener una relación, porque él era de otro país, de otra cultura, de otras edades, yo pensaba que era imposible”, recordó Katia, quien trabaja en mercadotecnia en Moscú. “Pero después de mucho tiempo, me di cuenta que él tiene su encanto y tiene algo que me convenció y ahorita pienso que es mi mejor decisión”.

Romero conoció a la familia de Katia en una situación algo peculiar pues fue cuando la abuelita de su ahora esposa falleció que el chef dio su primera impresión.

“En los funerales rusos se toma mucho. Yo me emborraché, mi suegro se emborrachó. Mi suegra pensaba que era alcohólico”, relata Romero, quien advirtió sobre el licor casero Samagón de los rusos.

Romero y Katia se casaron en 2015, seis años después de conocerse. Romero cuenta que la familia de Katia no lo quería mucho porque no era lo “ideal” para ella.

“Me decían es muy ‘buena gente, pero no para casarte con él. Katia piénsalo’”, recordó Katia. “Luego se dieron cuenta que era serio”.

“Ahora me quieren mucho, especialmente mi suegra. Creo que ella me quiere más que a Katia (risas)”, señaló Romero.

Romero es socio de dos de los establecimientos más famosos de comida mexicana en Moscú: Borrachitos y El Mexicano. Estos establecimientos fueron visitados frecuentemente por los miles de mexicanos que llegaron a Moscú tanto en la Copa Confederaciones 2017 como en el Mundial de Rusia 2018.

Pero no todo ha sido miel sobre hojuelas para Romero en el momento de los negocios.

“Ha sido un poco difícil, porque tuve una que otra mala experiencia. Me topé con gente que querían hacer negocios pero querían ‘chamaquearme’”, señaló Romero. “Seré un viejo mañoso y colmilludo pero eso no me ve la cara cualquiera”, expresó.

Romero dice que el platillo favorito de los rusos en sus restaurantes son el mole poblano y la cochinita.

“A los rusos les gusta todo si se lo sabes vender. Si le dices que el mole es una salsa de chocolate con pollo y salado, no, pero es el platillo favorito de mi esposa. A los rusos les gusta mucho la cochinita”, afirmó Romero.

Adaptarse a Moscú tampoco fue cosa sencilla, pues el chef explicó que la burocracia rusa es muy complicada, a tal grado que no se ha podido nacionalizar ruso. Sin embargo, contó que hay varias cosas positivas en Moscú, como la seguridad.

“Puedes dejar tu coche estacionado y todavía tienes tus llantas y tus espejos, cosa que en México ya no te puedes dar ese lujo”, indicó el chef poblano. “Ella puede ir de fiesta y sé que aunque vaya solita en el metro no le va a pasar nada. Es una seguridad que no se compara”.

“En México no me deja salir de la casa sola”, dijo Katia, quien ha visitado Puebla, Mazatlán, Veracruz y San Miguel de Allende en México.

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