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Columnista: La afición de una Copa del Mundo puede ser la mejor niñera

(Eugene Hoshiko / AP)
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Viajar a una Copa del Mundo con tu familia debe de ser una experiencia inigualable; compartir con tus hijos la pasión por el futbol mientras tienes el apoyo de tu esposa deber ser único; y todavía aún mejor, lograr acompañar a tu país durante los juegos del Mundial debe ser increíble. Pero ¿qué pasa si de repente te toca viajar separado de tu primogénito? Ese es uno de los milagros del deporte, cuando la afición es la mejor niñera.

Aprovechando el tren gratuito de la FIFA, salí este martes de Moscú para llegar el miércoles en Kazán. Me tocó compartir cuarto junto a dos mexicanos y a Siamak Zahiri, un anestesiólogo iraní que se notaba sumamente preocupado desde que nos saludamos. Con la mirada al horizonte y sin decir una palabra, Siamak miraba su reloj y estaba como pendiente de algo.

“Es que estoy viajando con mis dos hijos y mi esposa, y el primogénito de 12 años va solo en un vagón, mientras mi mujer y mi otro hijo están juntos y yo estoy aquí”, nos contó con tristeza. Y es que no pudo conseguir que todos viajaran en un solo cuarto, por lo que se encontraba preocupadísimo por su hijo mayor que hasta antes de que arrancara el tren, estaba solo.

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Cuando el ferrocarril arrancó, nuestro amigo iraní se levantó de su asiento y no supimos nada de él durante 30 minutos. Pero cuando regresó, su cara era otra. Una sonrisa invadía su cara de oreja a oreja. ¿Qué había pasado? Que la preocupación de que su hijo viajara con extraños que no hablaran su idioma, o peor aún, que le tocara un cuarto para él solo le hacía estar inquieto, pero al llegar por segunda ocasión con él, se encontró algo muy grande.

Tres fanáticos iraníes habían acogido a su hijo como uno de ellos. Entre los cuatro estaban entonando algunos cánticos en farsi para alentar a su país, mientras el pequeño estaba disfrutando de una verdadera fiesta mundialista. Los paisanos de Siamak le aseguraron que todo estaría bien e incluso intercambiaron números de teléfono en caso de que necesitara algo.

A sus 12 años, el hijo de Siamak está viviendo una experiencia que contará toda la vida. A sus amigos les dirá como viajó con su familia al mundial de Rusia y también cuando la afición es la mejor niñera de un pequeño fanático al futbol.

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