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James Rodríguez sigue aprendiendo en el Real Madrid

El jugador colombiano del Real Madrid, James Rodríguez, superó la prueba del primer año en España.

El jugador colombiano del Real Madrid, James Rodríguez, superó la prueba del primer año en España.

(Andres Kudacki / AP)
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James Rodríguez se paró mirando a la grada semivacía del Santiago Bernabéu, a la que agradeció su apoyo con gesto desconsolado, y caminó luego hacia los jugadores de la Juventus, a los que felicitó con la mano tendida. Dos gestos caballerosos para el incondicional que alentó y el rival que le apeó de su primera final de la Liga de Campeones, donde el Barcelona espera al equipo italiano.

El Real Madrid cayó el miércoles en semifinales pese a los esfuerzos de James, quien luchó contrarreloj para recuperarse a principios de abril de una lesión en el pie derecho y sumarse así al abordaje final por la liga española y la que hubiera sido la undécima copa continental de la entidad blanca. El regreso del volante colombiano, quien se ha ganado a pulso el afecto de la hinchada, el respeto de sus compañeros y la confianza del técnico Carlo Ancelotti, supuso un impulso notable para el equipo “merengue” tras el bajón sufrido en sus dos meses de ausencia a principios de año.

Pero ni el aporte de James ni el ilimitado talento del lujoso plantel fueron suficientes ante el colmillo de la Juve, que aguantó los embistes locales en la vuelta de semifinales y rascó un empate 1-1, bueno para el boleto a la cita del 6 de junio en Berlín. Cosas del destino, el héroe fue el ex madridista Alvaro Morata, con dos goles clave en el cruce.

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A James, asistente del gol de Cristiano en la ida y provocador del penal transformado por el portugués en la vuelta, tan solo le quedó tragar con el amargo sabor de la derrota, y esperar una nueva oportunidad de coronarse en Europa.

En Madrid, el oriundo de Cúcuta ya reina, por mucho que prefiera desviar atenciones a Cristiano, el actual Balón de Oro que, nada más confirmarse la eliminación continental, abandonó raudo la cancha para refugiarse en el vestuario. El portugués ha vuelto a golear en proporciones estratosféricas esta temporada, pero la resaca del “Moratazo” dejó dudas sobre la continuidad del astro, quien no alcanzó su mejor nivel en el cruce.

No existen tales vacilaciones con el futuro de James, que se antoja tan brillante en la capital española como en Colombia, donde en las escuelas los niños juegan a emular al “diez” y los técnicos alientan a imitar sus gestos.

Triunfador en el pasado Mundial de Brasil, donde se proclamó máximo goleador con seis dianas y lideró la clasificación de la selección nacional a los cuartos de final, el hoy madridista carga sobre sus hombros las desbordantes ilusiones del país y otea, aunque a regañadientes, un horizonte como indiscutible abanderado de la entidad “merengue”.

Acostumbrado a moverse entre mayores desde que abandonara a los 11 años la Academia Tolimense para enrolar en Envigado, el volante ya asumió galones de líder de cara a la frustrada remontada ante la Juve. “El Bernabéu es nuestra cancha y tiene que arder. Hay que salir a matarlos”, alentó desde Turín. Y siguió en la previa en Madrid, ya más frío en el análisis. “Queremos marcar rápido para que ellos dejen espacios atrás y tener superioridad numérica para hacer goles, ya que poseemos jugadores para eso”, explicó al tiempo que pidió unidad en torno a la criticada figura del arquero Iker Casillas. “Debemos estar unidos. Cuando se pita a uno, se pita a todos”, remarcó.

El paso al frente en la sala de prensa vino precedido de un notable desempeño en la cancha desde su retorno por la 29na fecha del campeonato, con brillante goleada de 9-1 sobre el Granada.

Los madridistas, que cerraron el año 2014 con 22 victorias seguidas en todas las competiciones, se despeñaron del liderato liguero en el periodo de convalecencia del internacional colombiano, en que registraron un pobre balance de cuatro triunfos, cuatro derrotas y un empate.

Su vuelta coincidió con mejores números goleadores para Cristiano, quien tan solo marcó cinco tantos en las 12 primeras jornadas de 2015, y también del equipo, capaz de hilvanar seis fechas ligueras con victoria y clasificar a las semifinales de la Champions.

James contribuyó cuatro goles a la racha para alcanzar las 16 dianas totales en la temporada, en la que también suma 15 asistencias en 44 partidos, y destacó como catalizador del juego junto a Luka Modric, quien cayó nuevamente lesionado por la 32da fecha.

El colombiano y el croata han mezclado bien en el mediocampo del Madrid, territorio inmisericorde con talentos faltos de personalidad, más exigente si cabe con fichajes de campanillas como James, por quien se pagó a finales de julio el doble de lo que pedía el Mónaco antes del Mundial.

Pero el volante, que tardó en arrancar, puso el turbo tras dos derrotas en las tres primera fechas que valieron un toque de atención de Ancelotti al plantel. Para la videoteca han quedado auténticos golazos como el primero que marcó en la goleada por 8-1 al Deportivo La Coruña en septiembre, o el último ante el Almería, otro zurdazo diabólico de larga distancia.

Los tantos le valieron el reconocimiento de la afición, pero es su disciplina táctica y sacrificio los que le ha supuesto el visto bueno de Ancelotti, y su inteligencia emocional la que le ha merecido el aprecio de Cristiano. El juego de toque rápido y movimiento liviano que le sirvieron para evitar los embistes de futbolistas curtidos cuando debutó en Envigado con apenas 13 años sigue patente en el Madrid, donde asombra su facilidad para asociarse con sus compañeros y cautiva su capacidad de interpretar los partidos. “La clave es tener convicción y metas claras”, sintetiza.

No es casualidad que Cristiano le considere su mejor socio junto con Karim Benzema, que Toni Kroos descargue en su zurda en las aproximaciones al área o que el mexicano Javier “Chicharito” Hernández, habitual suplente, le buscara repetidamente cuando le tocó formar en el once.

“Enseguida se vio que era un jugador diferente, con gran técnica y un físico privilegiado”, contó recientemente Julio César Falcioni, el técnico que pulió al joven diamante en Banfield, equipo al que coronó campeón del Torneo Apertura argentino en diciembre de 2009, su único título en 113 años de historia. “Ya traía todas las condiciones. Tan solo faltaba imprimirle una cultura táctica. Siempre respondió. Hoy no tiene techo”.

El extranjero más precoz en ganar el campeonato argentino, que consiguió con apenas 18 años, James recuerda que “en Argentina saqué físico y aprendí mucho con Falcioni”, con quien se fundió en emotivo abrazo al conquistar el título en la última fecha, pese a perder 2-0 en cancha de Boca Juniors.

El hoy astro del Madrid saboreó entonces el logro sobre el verde de la mítica Bombonera, envuelto en la bandera colombiana y compartiendo felicidad con los miles de seguidores de Banfield parados en lo alto de la tribuna.

Mucho ha pasado en cinco años para el nativo de Cúcuta crecido en Ibagué, que pasó de admirar el autobús del Madrid a sentarse tras Sergio Ramos y Benzema en los desplazamientos al estadio. Pero tampoco tanto ha cambiado: la mirada a la grada sigue tan pura como su toque de zurdas, y su ambición, intacta.

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