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La dignidad deportiva hace grandes a los atletas

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La naturaleza del deporte es muy extrema, de un lado están aquellos equipos o atletas que logran demostrar ser los mejores y llegan a levantar las manos al cielo con un trofeo entre ellas; por el otro están aquellos que tuvieron que ser vencidos y a veces ahogan con su llanto el sentimiento de culpa tras la caída. “¿Qué pude haber hecho mejor? ¿En qué fallé?” son algunas de las preguntas que los guerreros se hacen después de la derrota, pero este día estoy aquí para rendirle un tributo a aquellos que demuestran dignidad deportiva.

Este fin de semana tuvimos dos ejemplos de futbolistas que con sus errores le costaron el título a sus equipos. Por un lado Juanfrán Torres falló la única pena máxima de la tanda de penales con la que el Atlético de Madrid perdería la ‘Champions League’ ante el Real Madrid; por el otro en México el defensa de Rayados de Monterrey, Édgar Castillo, perdió la brújula al minuto 92 de tiempo regular y su error le terminó dando el título a Tuzos del Pachuca.

Cualquier otra persona se hubiera escondido de la prensa, de la afición, argumentando que los errores son parte del deporte, pero estos dos grandes caballeros demostraron ser más dignos y se presentaron con el alma lastimada ante los suyos para pedir perdón.

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“Nunca olvidaré vuestras muestras de afecto cuando me acerqué a pediros perdón”, dijo Juanfrán en una carta enviada a los aficionados de los colchoneros tras la derrota en Milano. El mismo jugador dio la cara ante la prensa y su discurso de disculpa era el mismo. “Estoy apenado con mis compañeros, mi equipo y mi afición por esa mala jugada donde me ganan la espalda”, comentó Castillo en redes sociales tras perder la final con Monterrey.

Errar es de humanos, pero disculparse por ello debería ser considerado de súper héroes. En nuestra vida diaria a veces es más sencillo echarle la culpa a alguien más, al rival, a la cancha, al árbitro; pero aceptar que la equivocación fue propia y pedirle a la afición un poco de comprehensión no cualquiera lo hace.

Por eso, me quito el sombrero ante Juanfrán y Édgar, dos jugadores que este fin de semana sufrieron y perdieron lo más valioso que pudieran conseguir en sus carreras como futbolistas. Demostraron tener dignidad deportiva y eso es a veces más valioso que el oro.

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