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Copa América Centenario: buen negocio... y poco futbol

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El experimento de disputar por primera vez la Copa América fuera de territorio sudamericano, la de su edición Centenaria, ya forma parte de la historia con un balance en el que dejó de todo menos buen futbol.

Como se esperaba la primera y única conferencia de prensa que la organización ofreció durante todo el torneo se dio el 24 de junio, a dos días de disputarse la gran final que tuvo como protagonistas a la selecciones de Chile y Argentina, las dos mejores sin discusión.

Detalles...

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El contenido de la conferencia de prensa, que presidió el máximo dirigente del futbol de Estados Unidos, Sunil Gulati, en representación del comité organizador, se centró en el gran “éxito” de asistencia que dejó el torneo con 1,5 millón de espectadores que acudieron a los campos de las 10 sedes establecidas para el torneo.

A la espera que el comité organizador tenga la “transparencia” con la que se comprometió a la hora de organizar el torneo y ofrezca los ingresos oficiales que ha dejado el torneo durante los 23 días que duró la competición, de momento ya se puede hablar que los mismos han sido importantes y multimillonarios.

Si se confirma que la asistencia durante todo el torneo fue de 1,5 millón de espectadores, incluidos los 82.026 de la final que ganó Chile en los penaltis (4-2) tras concluir el tiempo reglamentario con empate a 0-0, entonces a un promedio de 200 dólares por entrada se habrían recaudado sólo de taquilla 300 millones de dólares.

De ahí, que será de gran interés el conocer todo el desglose de los ingresos que ha generado la Copa América Centenario en su experiencia por territorio estadounidense, que ha demostrado que es el “ideal” para hacer negocio con el deporte del aquí llamado “soccer”, fútbol para el resto del mundo.

Lo que ya no está tan claro es que aportación real al deporte del fútbol ha tenido la disputa del mejor torneo de selecciones de Sudamérica en Estados Unidos con la inclusión de otras seis del área de la Concacaf, como fue la presencia de las de Haití, Jamaica, Panamá, Costa Rica, México y la del país anfitrión.

Cierto que México y Estados Unidos ya han formado parte de la Copa América como equipos invitados, y demostraron que pueden competir, no ganar el título, al igual que Costa Rica, pero el resto de las selecciones de la Concacaf están muy por debajo del nivel de las de Sudamérica y no aportan nada desde el apartado futbolístico.

Dos caras...

Inclusive México dio su peor imagen al sufrir la goleada histórica del 7-0 que le marcó en cuartos de final la brillante selección de Chile, que revalidó el título de campeona.

Antes del fracaso deportivo de México había llegado también el de Brasil, que quedó eliminado en la fase de grupos, lo mismo que le sucedió a las históricas selecciones de la Copa América como son las de Uruguay y Paraguay.

Estados Unidos bajo la dirección del entrenador alemán Jurgen Klinnsman, a pesar de haber llegado a las semifinales, confirmó que sigue sin crecer futbolísticamente y lo dicen los resultados que ha conseguido cuando se enfrenta a selecciones que se encuentran entre las 10 mejores del mundo a las que no ha podido ganar todavía bajo su dirección.

Todo lo contrario de lo que sucedió con los seleccionadores que le precedieron como fueron Steve Sampson, Bruce Arena y Bob Bradley, que lograron triunfos ante selecciones de la talla de España, Italia, Alemania e Inglaterra.

El propio Gulati reconoció tras la derrota frente a Colombia por 1-0 en el partido por el tercero y cuarto lugar de la Copa América Centenario que al equipo nacional necesitaba ganar “algunos partidos importantes”.

El presidente de la federación del futbol estadounidense tendrá que esperar ya al próximo Mundial de Rusia 2018, si como se espera el equipo de las Barras y las Estrellas clasifica dentro de la Concacaf.

Si Gulati no pudo vivir ni disfrutar de ese triunfo importante de Estados Unidos, el torneo de la Copa América Centenario también se quedó sin ofrecer el mejor futbol, que no llegó ni tan siquiera en la gran final, donde para mayor frustración, especialmente de los argentinos, el jugador número uno del mundo, Lionel Messi, falló un penalti decisivo.

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