Anuncio

Equipo de afromexicanos se unió ante la discriminación en canchas del Sur de California

Share

Cuando el oaxaqueño Simeón Herrera llegó al Sur de California a los 16 años de edad, empezó a jugar en varios equipos locales.

Trabajando como lavaplatos a su llegada a Los Ángeles en 2000, Herrera tenía varios sueños, como miles de mexicanos.

“Vine buscando el ‘sueño americano’, pero también buscando mi sueño, que era ser futbolista profesional”, expresó el ahora entrenador del equipo local Costa Chica, de la Liga Premier USA. Este conjunto juega los jueves en las canchas del John Ferraro Athletic Fields.

Anuncio

Al igual que los cientos de personas de esta región entre Oaxaca y Guerrero, Herrera comenzó a acostumbrarse a la vida en Estados Unidos.

Jugó en la Liga California, pero al poco tiempo comenzó a ver en las canchas a más afromexicanos como él. Entonces, juntó a otros oaxaqueños e inició un equipo en 2004 en la Liga de Pasadena con jugadores de la región de Costa Chica.

“Andábamos diferentes jugadores de donde somos. La mayoría estaba en diferentes equipos”, recordó Herrera, de 32 años, originario de José María Morelos.

A él se agregaron jugadores como Domingo Salinas Hernández, quien comenzó a viajar desde La Puente hasta Pasadena para jugar con este equipo.

“Con ellos me siento como en familia”, dijo Salinas Hernández, de San José Estancia Grande.

Al poco tiempo ganaron el campeonato en la División Mayor y ese mismo año conquistaron la Super Mayor, la máxima categoría en esa liga. Luego ingresaron a una liga centroamericana en South Pasadena, donde también ganaron la corona.

Hoy, Herrera ya se ha retirado de las canchas locales y es entrenador. Lleva frecuentemente a los partidos a sus hijos Emmanuel y Cristian para que vean a su papá dirigir.

“Nuestros hijos van creciendo y queremos que sigan nuestras raíces presentes”, expresó Herrera, que también trabajó lavando autos y hoy labora en la construcción de piscinas.

En el equipo hay jugadores de José María Morelos, Santo Domingo, Cerro Blanco y muchas ciudades aledañas. La mayoría son pintores o trabajadores de construcción.

“La relación que tenemos entre nosotros no es solamente de equipo; somos amigos, somos familia, somos un grupo unido. Hemos pasado tanto cosas duras como cosas felices”, dijo Gilberto De los Santos, uno de los fundadores.

Cuando hicimos el equipo en Pasadena, no nos bajaban de ‘gente negra’, de ‘africanos’, que no éramos mexicanos

— Gilberto de los Santos, Jugador del Costa Chica

La unión y la fraternidad se debió a que varios de ellos se sienten marginados por la sociedad mexicana. Inclusive, al comienzo de su participación en las ligas locales, los integrantes del Costa Chica fueron víctimas de insultos. Al inicio muchos se burlaban de ellos, especialmente los mismos compatriotas mexicanos.

“Sufrimos discriminación. Cuando hicimos el equipo en Pasadena, no nos bajaban de ‘gente negra’, de ‘africanos’, de que no éramos mexicanos”, recordó De los Santos. “Había muchas veces que nos molestaba, que nos ofendía. Siempre hemos sido un equipo aguerrido y por eso nos hemos ganado un poco de respeto. No habrá uno que otro que nos quiera humillar, pero eso ya lo dejamos atrás. Ya nos conocen”.

“Somos raza negra a mucha honra”, dijo Salinas Hernández.

Al iniciar el equipo, orgullosamente eligieron el color amarillo y verde en sus uniformes. Son los colores con los que se identifican, ya que el área de Costa Chica es conocida por la cosecha de limón y papaya.

“La mayoría de los mexicanos no creen que haya gente morena en México. En Guerrero, Oaxaca, vive prácticamente gente morena y orgullosamente negra”, señaló De los Santos, quien llegó a jugar con los Tigrillos de Ciudad Juárez.

Sus partidos son conocidos porque son muy apasionados. Recriminan permanentemente jugadas, tanto a sus rivales como a sus propios compañeros.

“Somos raza negra de mucha honra pero tenemos sangre mexicana”

— Domingo Salinas Hernández, Jugador del Costa Chica

“Somos alegres; nos enojamos entre nosotros pero al rato ya estamos contentos. La raza afromexicana en sí mismo es muy sumisa, amable; como los trates, ellos te tratan”, dijo Herrera.

“De carácter somos poquito alterados pero a la vez somos muy buena gente. No le negamos nada a nadie aunque no lo conozcamos, somos bien unidos”, expresó Salinas Hernández.

Herrera, además de entrenador, también fue parte de una asociación de afromexicanos en el Sur de California. Poco a poco, se ha dado a la tarea de educar a la gente sobre los afromexicanos y también de dar a conocer que en esa región de México existe mucho talento futbolístico pero no hay visores en esa área.

“Si se fijaran más ahí, saldrían muchos atletas buenísimos”, dijo Salinas Hernández.

“La gente negra es gente dura, es gente bastante fuerte y yo creo que eso le falta a México”, expresó De los Santos.

Anuncio