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Osorio, el malvado de la selección mexicana

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A no ser que gane la Copa del Mundo de Rusia, el colombiano Juan Carlos Osorio pasará a la historia de los entrenadores de la selección mexicana como un malvado de barba rala y canosa, despreciado por su insistencia en no pasar por el aro.

Obsesivo con el estudio del fútbol como si fuera una ciencia exacta, el estratega está dedicando los años previos a su tercera edad en hacer de México un equipo ganador, pero no da continuidad a los jugadores y eso ha hecho enojar a quienes piden a gritos su salida del “tri”.

El jueves, con un segundo equipo, México le ganó 1-0 a Honduras y pasó a la semifinal de la Copa Oro y aunque esta vez apenas le criticaron la alineación, los medios sí cuestionaron que no haya goleado a Honduras o al menos derrotado con superioridad clara.

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Es la misma historia de las preliminares. El tricolor, que carece de los jugadores involucrados en ligas europeas, empató sin goles con Jamaica, número 76 de la lista de la FIFA, y derrotó 2-0 con apuros a Curazao, 68 del ránking, suficiente para que el coro de “fuera Osorio” creciera.

Ganar 23 veces, empatar seis y perder cuatro, una de ellas en un amistoso que no se tomó en serio ante Croacia, ha sido insuficiente para el entrenador, medido con una regla en forma de embudo, ancha para minimizar sus victorias y estrecha para exagerar sus reveses.

No hay que defender a un estratega que no establece un cuadro titular, lo cual da la impresión de una falta de figuras en el fútbol mexicano, pero al hablar del trabajo del colombiano casi nadie recuerda que con Osorio México, 16 de la lista mundial, sólo ha perdido partidos oficiales contra el campeón del mundo, el de Europa y el de América.

Tampoco se insiste en que para cumplir compromisos relacionados con el arte de ganar dinero, la selección juega varias veces al año en Estados Unidos, casi siempre ante rivales menores, y al fin de temporada tiene más partidos y más cansancio que cualquier grande.

Eso sí, a cada rato los críticos rememoran los fracasos como el 7-0 ante Chile en la Copa América y el 4-1 frente a Alemania en la Confederaciones. Humillantes derrotas fueron esas, fracasos totales, pero en la Confederaciones México empató dos veces con el monarca de Europa, Portugal (perdió en la segunda, en tiempo extra), y nadie puso en su justa medida lo positivo de esos resultados.

A diferencia de otros técnicos que gritaron, armaron polémicas y se llevaron muchas primeras planas, Osorio es un entrenador educado que habla bajito y no contesta ofensas en las conferencias de prensa, lo cual lo pone en desventaja porque no vende, salvo en momentos como el mes pasado cuando se salió de su centro, ofendió a un árbitro y entonces sí dio buenas primeras páginas

México ganó con lo justo, México eliminó a Honduras asustado y México, el menos malo, se va a semifinales, fueron algunos de los titulares de los medios este viernes.

Dicen verdades, pero dejan entrever que aunque gane como ha hecho en la eliminatoria mundialista de forma invicta, Osorio pagará por desobediente. Haga lo que haga siempre será un malvado sin afeitar, a no ser que pierda y lo despidan o gane la Copa de Oro de Rusia, algo casi imposible.

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