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Mares ‘volverá a debutar’ ante Santa Cruz, dice papá

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Las cámaras llegan al entrenamiento público de Abner Mares en Bell Gardens. Como música de fondo, retumba la banda que ha sido contratada para acompañar al tapatío.

Mientras atiende a una televisora, Mares comenta que ha “hecho el mejor campamento de su carrera” para el duelo de peso pluma ante Leo Santa Cruz el 29 de agosto en el Staples Center (ESPN, 7 p.m). Escuchar eso de los boxeadores es como oírles decir que el sol saldrá mañana, aunque muchas veces no es cierto.

Pero Mares en esta ocasión se nota seguro, motivado, rápido.

Mientras las cámaras y micrófonos se acercan a Mares, desde la parte superior del gimnasio, en el segundo piso, lo ven su esposa, hermanas, hermanos y su mamá.

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“Ellos son todo. Después de ustedes se van ellos son los únicos que se quedan”, explica Mares, de 29 años, mientras ve a su familia.

Abner, el cuarto de 11 hijos en la familia Mares, llegó a Estados Unidos cuando era niño. A pesar de crecer en una familia y vecindario afectado por las pandillas, Abner logró destacar en el boxeo y representó a México en las olimpiadas. Como profesional ha sido campeón del mundo en tres diferentes divisiones.

En un rincón del gimnasio, está Don Ismael, papá de Abner, quien raramente aparece en las pantallas de televisión o da las entrevistas, pero es el hombre que realmente ha manejado la carrera de su hijo por medio de sus consejos y algunas veces ordenes.

“La relación con mi papá es muy de boxeo… hablamos mucho de boxeo y me quiere mucho”, comenta Abner, quien tiene un retrato gigante de Don Ismael pintada en una pared roja de su nuevo gimnasio.

“Mi papá siempre ha estado en mi esquina, no lo proclamo mucho pero desde el comienzo desde amateur, él fue el que me enseñó a tomar el autobús, a ir al gimnasio, el que me enseñó a tirar el primer jab”, comenta Abner. “Aunque se enoje mi papá, él me hizo boxeador a la fuerza”, agrega.

Como padre, Don Ismael ha hecho varios movimientos cruciales para la carrera de Abner. A los 15 años, Don Ismael lo regresó a México para evitar que su vida sea consumida por las pandillas y se concentrara en el boxeo, un movimiento que le afectó a Abner pues había vivido en California desde los siete años.

“Cuando estaba en los Panamericanos, Centroamericanos, había momentos en los que me decía, ‘papá ya me quiero regresar, ya no aguanto’. Pero yo le daba ejemplos, le decía ‘esto es como el que siembra. El que siembra trabaja, primero abre el surco, ya luego comienza a cosechar’”, recuerda Don Ismael.

“No nada más lo acompaño, lo poquito que aprendí como boxeador profesional, ayudamos en lo que podamos a Clemente. Lo apoyo como padre también”, expresa Don Ismael. “Para mí esta pelea es como su debut, si él gana se le abre las puertas. Van a haber peleadores formándose (para pelear contra él)”.

Y de hecho, en caso de Mares podría llegar una revancha ante el destronado Johnny González o ante el campeón actual Gary Russell Jr.

Don Ismael también ha sido clave para ajustar el comportamiento de su hijo. Cuando Mares conquistó la corona en 2013 ante Daniel Ponce de León y luego la perdió inmediatamente ese mismo año en su primera defensa ante González, el papá lo envió con el entrenador Virgil Hunter al norte de California para alejarse de “distracciones” que le habían ocasionado la primera derrota a su hijo.

“En ese momento había que sacarlo del ambiente en el que estaba, había gente que le quitaba todo el enfoque de sus entrenamientos”, dijo el papá de los Mares.

“En esa pelea (ante González) no iba ni al 50%”, revela Don Ismael. “Hay amistades por ahí que te ofrecen ir a tal lado y pierdes un poco el piso. Pierdes el enfoque”.

Mares comenzó a extrañar a su familia y Don Ismael le ofreció regresar al Sur de California con su entrenador Clemente Medina, con quien ha estado toda su carrera, en 2014.

“Yo estuve de acuerdo para las dos cosas. Afortunadamente me ha tocado el privilegio de dirigir la carrera de él desde niño. Yo lo he llevado al entrenador que siento que es en ese momento el mejor para él”, comenta Don Ismael.

“Cuando él comenzó a madurar en ese sentido, le ofrecí venir donde estaba más cómodo, pero respetando las reglas”, asevera el papá.

Entonces Abner ligó tres victorias al hilo hasta toparse con este compromiso ante Santa Cruz, un rival de respeto y muy conocido.

“Hágale cuenta que es un debut para él (Abner). El tiene motivación, tiene rapidez, trae todo”, señala Don Ismael.

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