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Para Kike Hernández y Sergio Romo, de los Dodgers, la visita a un hospital es algo muy personal

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Para el boricua Kike Hernández y el mexicoamericano Sergio Romo, la visita de este martes al Maxine Dunitz Children’s Health Center y al Samuel Oschin Comprehensive Cancer Institute del hospital Cedars-Sinai fue algo muy personal.

Hernández y Romo ofrecieron obsequios a los niños pacientes y también autógrafos a los niños y sus familias. Además, cada uno recordó a sus familiares enfermos, que los hacen día a día más fuertes.

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“En esta vida que nosotros llevamos es fácil perder la perspectiva de la vida”, expresó Hernández, de 25 años. “Muchas veces uno piensa, que si voy con uno o dos juegos sin dar hit, que es lo peor que le puede pasar a uno, pero muchas veces a uno se le olvida que la pelota es solo un juego, que hay cosas más importantes en la vida que un deporte”.

Hernández reveló hace un año que su papá sufría de cáncer, un acontecimiento que le afectó mucho en el aspecto personal y profesional. Su papá, Enrique, obtuvo un trasplante de médula ósea en junio y en octubre ya el cáncer estaba en remisión.

“Mi hijo de cinco años, Rex, tiene parálisis cerebral, que le afecta el lado izquierdo... A mí me da mucho gusto apoyarlo también”

— Sergio Romo, lanzador de los Dodgers

Kike trató de ir a Puerto Rico para visitar a su papá, pero le fue difícil por el calendario ocupado de los Dodgers. Entonces, decidió participar en las visitas a los hospitales, organizadas por los Dodgers.

“El año pasado fue un año difícil, él estar aquí jugando, yo quería estar ahí [en Puerto Rico]. Ellos estuvieron para mí toda mi vida. Era mi papá y le quería demostrar el apoyo, darle de regreso. Esa fue la razón que yo decidí hacerlo [visitar hospitales] el año pasado”, indicó Kike a HOY Deportes. “Nos dejaron ir a ver pacientes de cáncer. De verdad que me tocó el corazón. No lo tenía en los planes, pero es algo que me encanta hacer ahora. Cada vez que tengo una oportunidad como esta no la puedo pasar”.

Para Romo, también significó algo especial, pues su segundo hijo Rex, de 5 años, sufre de una difícil enfermedad que afecta la vida del lanzador todos los días.

“Uno se siente muy contento de poder venir a poder pasar un ratito con mi gente, con niños que no los conozco personalmente, pero los respeto mucho, son gente muy especial”, indicó Romo, quien este año llegó a Los Ángeles de San Francisco. “Uno viene para levantarles el ánimo”, expresó el relevista de los Dodgers de 34 años de edad.

“Mi hijo de cinco años, Rex, tiene parálisis cerebral, que le afecta el lado izquierdo. Él todo los días nunca te deja saber que tiene algo diferente, que piensa que es diferente, que se siente diferente. Él siempre se porta como si no tuviera algo diferente. Para mí, el poder hablar con mi hijo todos los días, sabiendo como és, me da mucho gusto apoyar a los niños”.

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